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Aquisehacensantos.com: la imaginería resiste en olimpo global y tecnológico

En pleno siglo XXI, el de la globalización y las nuevas tecnologías, resisten algunas manifestaciones de otros tiempos como la imaginería y el policromado con arreglo a las mismas técnicas, instrumentos y materiales que hace cinco siglos emplearon Juan de Juni y Gregorio Fernández.

Ambos fueron los pioneros de un estilo, el de la Escuela Castellana, confinado ahora en pequeños talleres como el que regenta en Viana de Cega (Valladolid) el escultor Miguel Ángel Tapia, que estos días de Semana Santa mostrará su labor a cuantos se acercan a la XXV Feria de Artesanía en la capital vallisoletana.

«Una figura de tamaño natural, resultado de unas mil horas de trabajo, puede valer en torno a 18.000 euros y pierdo dinero», ha explicado hoy a Efe este artesano que a mediados de los ochenta, cuando se matriculó en la Escuela de Arte de Valladolid, asistió con asombro a la supresión de la especialidad de imaginería en la ciudad donde en los siglos XVI y XVII trabajaron los mejores.

Al igual que ellos, Tapia recibe habitualmente encargos de cofradías y hermandades penitenciales «pero también de particulares», con finalidades procesionales, litúrgicas, para devoción o catequesis, y emplea las mismas fórmulas y procedimientos de ejecución que los grandes maestros históricos.

El Pino de Soria y el Nogal Español, por su ductilidad, resultado estético, rapidez en el secado y resistencia a los bruscos cambios de temperatura, son la materia prima elegida para esculpir santos, crucificados, vírgenes y dolorosas «con la misma expresión, pliegues y policromado que los de Juan de Juni y Gregorio Fernández, que fueron insuperables».

«Es lo que se valora aquí. No se entendería la innovación a partir de otros modelos diferentes», ha añadido Tapia, quien también sirve pedidos para sustituir o restaurar complementos como andas, ornamentación y carrozas, cruces y guías procesionales.

La inspiración particular, el estilo de los grandes maestros, el contacto con restauradores y la consulta de fuentes documentales han permitido a este imaginero suplir las carencias de una disciplina artística abocada a la plena desaparición y que resiste gracias a la Semana Santa.

Las técnicas de policromado también guardan la misma fidelidad a la tradición, el pan de oro y el de plata estofados, y cada una de sus obras es una pieza única y artesanal concebida para procesiones y besapiés entre otros actos litúrgicos.

La única concesión a la modernidad que se ha permitido Tapia, además de la procedencia suiza de sus gubias y cinceles, es la promoción de su trabajo en las redes sociales, principalmente a través de la página de internet donde anuncia sus productos (www.aquisehacensantos.com), diseminados en iglesias y conventos de Castilla y León.

El proceso final, después del cincelado y policromía, es el revestimiento, la indumentaria que recubre y realza las imágenes, una primorosa labor de bordado a cargo de otros artesanos como Herminia Esteban, con taller en Zamora, y que también difunde esta labor en otro taller dentro de la XXV Feria de Artesanía de Valladolid, hasta el 16 de abril.

Terciopelo, lentejuela, hilos, canutillos, flecos de oro y tules de seda tejen y decoran mantos, túnicas, casullas, capas y hábitos de las tallas procesionales, un oficio que aún perdura y se traspasa a nuevas generaciones en aquellos lugares, como la provincia de Zamora, donde la Semana Santa dispone de un gran arraigo.

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