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El tomismo no debe ser un objeto de museo, sino una fuente siempre viva, así afirmó el Papa en el XI Congreso Internacional de Tomismo
El Santo Padre recibió en audiencia a los participantes en el XI Congreso Internacional de Tomismo, promovido por la Pontificia Academia de Santo Tomás. Les recordó que, “es necesario promover, en palabras de Jacques Maritain, un tomismo vivo, capaz de renovarse para responder a las preguntas de hoy”.
“Antes de hablar de Santo Tomás, antes de hablar de tomismo, antes de enseñar, hay que contemplar: contemplar al maestro, comprender más allá del pensamiento intelectual lo que el maestro vivió y lo que el maestro quiso decirnos”, dijo el Papa Francisco.
Habló con espontaneidad sin el discurso escrito que había preparado y que les entregó para una posterior lectura. A veces al “reflexionar sobre una persona que fue creadora de escuelas, filosóficas o teológicas, se corre el riesgo de instrumentalizar al maestro para decir cosas que me parecen, y con el tomismo pasó eso”.
“Cuando queremos explicar el pensamiento de un maestro, el primer paso es la contemplación, para ser recibidos en ese pensamiento magistral. La segunda, con timidez, es la explicación. Y, por último, con mucha precaución, la interpretación», añadió. «El maestro es un grande, el maestro es el que hace escuela y ha creado escuela. Nunca utilicen al maestro para las cosas que pienso, sino pon las cosas que pienso a la luz del maestro,», continuó.
En su exhortación, el Papa recordó que «Santo Tomás era un hombre apasionado por la Verdad, un incansable buscador del rostro de Dios».
Se refirió, asimismo, a su biógrafo quien cuenta que de niño ya se preguntaba «¿Qué es Dios?«. Una «pregunta acompañó a Tomás y le motivó durante toda su vida». «Perseguir humildemente, bajo la guía del Espíritu Santo, el intellectus fidei no es opcional para el creyente, sino que forma parte del dinamismo mismo de su fe», afirmó. Por ello, continuó, «es necesario que la Palabra de Dios, ya recibida en el corazón, llegue a la inteligencia para «renovar nuestro modo de pensar», de modo que podamos «evaluar todas las cosas a la luz de la Sabiduría eterna».
Así, precisó la unión de la fé y razón en esta búsqueda de la verdad sobre Dios. Las dos «alas» de la fe y la razón. Santo Tomás supo coordinar las dos luces de la fe y la razón sigue siendo ejemplar.
Recordó las palabras de San Pablo VI sobre este santo: «El punto central y casi el núcleo de la solución que Santo Tomás dio al problema de la nueva confrontación entre la razón y la fe con el genio de su intuición profética, fue el de la conciliación entre la secularidad del mundo y la radicalidad del Evangelio, escapando así de la tendencia antinatural a negar el mundo y sus valores, sin dejar por ello de responder a las exigencias supremas e inflexibles del orden sobrenatural”.
«Santo Tomás es la fuente de una tradición de pensamiento cuya «novedad perenne» ha sido reconocida. El tomismo no debe ser un objeto de museo, sino una fuente siempre viva, según el tema de su Congreso: «Vetera novis augere. Los recursos de la tradición tomista en el contexto actual», insistió.
Reflexionó también en el doble movimiento vital de «sístole y diástole». Sístole, porque primero hay que centrarse en el estudio de la obra de Santo Tomás en su contexto histórico y cultural, para identificar sus principios estructurantes y captar su originalidad. Y diástole: volver a dialogar con el mundo de hoy, asimilar críticamente lo que es verdadero y correcto en la cultura de la época. VATICAN NEWS/Renato Martinez