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Se frena el crecimiento de la economía navarra por la ralentización de la industria: El PIB crece un 1’8% durante el tercer trimestre del año
El Producto Interior Bruto (PIB) de Navarra ha crecido entre los meses de julio y septiembre de este año un 1’8%. La cifra es algo inferior a la registrada en el segundo trimestre del año.
En relación con el tercer trimestre del pasado año, el crecimiento del PIB navarro es mayor, con una cifra del 4’1%, aunque la comparativa con el escenario de hace un año no es del todo representativa dadas las condiciones de control de la pandemia que se daban entonces.
Son datos que ha presentado hoy en rueda de prensa la Consejera de Economía y Hacienda, Elma Saiz, quien ha incidido en que “de cara a evaluar el ritmo de recuperación de la economía, es más adecuado confrontar los datos con el ejercicio 2019”. En ese sentido, en palabras de Saiz, “si tomamos como referencia el PIB del cuarto trimestre de 2019 para valorar el ritmo de recuperación de la economía, vemos que la actividad en Navarra se aproxima poco a poco a su nivel pre-covid. La brecha del PIB se ha estrechado hasta un -2,3%, es decir, 1,7 puntos porcentuales menos que en el segundo trimestre del año, un reflejo de la progresiva normalización de la economía foral”.
El crecimiento de la actividad económica en Navarra se explica, entre otros factores, por el elevado dinamismo de los servicios. Se ha percibido un fuerte impulso en actividades como hostelería, cultura, ocio o turismo, tras meses de restricciones por la pandemia. Respecto a esta cuestión, Saiz ha señalado que “la revitalización de los servicios se ha traducido en una notable mejora de las cifras de empleo. La Seguridad Social ha sumado 3.900 cotizantes en el sector en lo que llevamos de año y la mayoría de los trabajadores en ERTE se han incorporado ya a sus puestos de trabajo”.
Ralentización en la industria
La actividad industrial, por su parte, ha comenzado a dar algunos síntomas de desaceleración. La producción industrial ha caído un 15,0% en julio y agosto, y la cifra de negocios, más de un 20%.
La recuperación de esta actividad industrial podría retrasarse algo más de lo esperado y es que en su contra juegan factores como el encarecimiento de la factura energética o las disrupciones en las cadenas globales de suministro provocadas por el desajuste entre la oferta y la demanda y que están elevando los precios de las materias primas y del transporte.
La amenaza de la inflación
Dentro del actual contexto de rápido e intenso crecimiento de la demanda, los choques de oferta están provocando un alza en la inflación que, en palabras de la Consejera, “ha hecho saltar las alarmas” y es que, según ha afirmado Saiz, “si bien es cierto que la inflación subyacente se mantiene de momento en valores contenidos, en torno al 1,0%, el aumento que dibuja en los últimos meses sugiere que la subida de los precios energéticos estaría empezando a trasladarse al componente más estable de la cesta de la compra”.
Respecto a esta cuestión, desde el Gobierno de Navarra se estima que la inflación pudiera mantenerse elevada hasta bien entrado el próximo año, y se moderaría a medida que se vayan corrigiendo las distorsiones de oferta y demanda provocadas por la pandemia. No obstante, desde el área económica del Ejecutivo no se quieren perder de vista las voces que señalan que podría tratarse de un aumento de carácter más estructural.
Balance y previsiones
La Consejera Saiz ha sostenido que Navarra está actualmente “en un escenario favorable para la actividad económica y empresarial, y se espera que la recuperación continúe durante 2021 y 2022, respaldada por el ahorro acumulado de las familias, el crecimiento del empleo, los bajos tipos de interés y los estímulos fiscales”.
Según la previsión trasladada, la economía navarra podría retornar a sus valores pre-crisis en la primera mitad de 2022, pero la Consejera ha advertido de que el actual escenario presenta riesgos e incertidumbres que sesgan a la baja las perspectivas para los próximos trimestres. Entre esos riesgos, se ha citado los sanitarios provocados por el avance más lento en la vacunación en los países emergentes, los choques de oferta, la inflación, y la desaceleración que la crisis energética ha provocado en la economía china, clave en la economía mundial.