El pasado miércoles 16 de junio tuve la satisfacción de asistir al Acto de clausura de curso del Instituto de Estudios de la Democracia (IED) de la Universidad CEU San Pablo, al que pertenece el Aula Política, en la que me siento honrado de ser uno de sus miembros.
Bajo la conducción de la periodista y escritora, María Teresa Álvarez, el acto, que se puede ver completo en este enlace https://www.youtube.com/watch?v=kZxhLDgvOFA se desarrolló con el siguiente programa:
Presentación de las Posiciones y Propuestas del Aula Política por D. José Manuel Otero Novas, Presidente del IED.
Entrega de los Premios Grupo Tácito a los mejores trabajos de fin de grado de los alumnos de la Universidad CEU San Pablo: a Dª Ángela Roncero Álvarez, en la categoría de Ciencias de la Salud y a Dª Irene Oslé Herrero, en la categoría de Ciencias Económicas
Entrega de los Premios al Mérito en Defensa de España a los Sanitarios españoles, representados por el Hospital de Campaña de IFEMA, por su brillante actuación frente a la pandemia de COVID-19. Recoge el premio el exdirector del Hospital de IFEMA, Dr. D. Antonio Zapatero y a las Fuerzas Armadas españolas por su brillante actuación frente a la pandemia COVID-19. Recoge el premio la Ministra de Defensa, Dª Margarita Robles.
Clausura por el Presidente de la Fundación Universitaria San Pablo CEU, D. Alfonso Bullón de Mendoza.
Tras una breve introducción de la Sra. Álvarez, Don José Manuel Otero-Novas, expuso las Posiciones y Propuestas del Aula Política, que estos dos últimos años se ha centrado en un ciclo de trabajo en torno a la Seguridad Nacional y el Patriotismo, en el que han desarrollado sus interesantes ponencias “28 ilustres personalidades”, en palabras del Presidente que, a raíz de la situación producida por la aparición oficial del coronavirus en el mes de Marzo de 2020 y los confinamientos derivados de los sucesivos estados de alarma decretados por el gobierno, se han tenido que realizar de forma telemática.
En un brillante discurso de algo menos de media hora que se me hizo muy corto, como pude constatar que les pasó a los asistentes con los que tuve la oportunidad de comentarlo al final, nos habló de la “dinámica arrolladora de la vida política” y de que “los partidos políticos tienen muy difícil salirse de los carriles establecidos” que, añado yo, sistemáticamente incumplen lo que recoge el último párrafo del Artículo 6 de la Constitución: “Su estructura interna y funcionamiento deben ser democráticos”, para convertirse en organizaciones endogámicas en las que el líder soberano y, a veces, su grupo de confianza, deciden la organización y composición de las diferentes listas electorales, cada vez con más frecuencia compuesta no por los mejores sino por los que menos problemas den, por decirlo de forma sencilla y simple. Subrayó como uno de los principales problemas de nuestra democracia “la necesidad de contar, aproximadamente cinco veces por legislatura, de una mayoría absoluta que unas veces nos hace caer en la parálisis y que siempre nos hace volver a ese camino que llevamos recorriendo hace décadas y que conduce a la destrucción de la Nación española”. Destacó que tras los diferentes estudios y análisis, “el Aula Política ha ofrecido a sus conciudadanos y a toda la clase política, fórmulas detalladas y susceptibles de ser implementadas inmediatamente, que despejen la situación”. “Fórmulas que permiten gobernar siempre al partido más votado y que 30 diputados periféricos o marginales, valgan como 30 y no como 200”. Continuó diciendo que “Sería muy bueno que no sigamos esperando a correr el albur de un gran trauma”. Tuvo palabras para resaltar la importancia de la “libertad de enseñanza y el derecho prioritario de los padres para elegir el tipo de educación que quieren para sus hijos” y criticó que “los poderes públicos intenten dirigir a nuestros hijos y a nuestros nietos por la línea de la indiferencia de género, cuando consideramos que el género viene definido por el sexo con el cual se nace”. Dijo también que “Quienes quieren que España vuelva a la Primavera de 1936 echando mano de una superada dogmática marxista, tratan de desprestigiar la transición diciendo que ésta ha sido el resultado inevitable de las fuerzas políticas en presencia”. No dejó de resaltar la paradoja de que “frente a la caída inesperada del imperio soviético no han dejado de crecer las dictaduras comunistas” y llamó a no creer en “la ingenuidad de que antifranquismo equivalía a lucha por la libertad o por la democracia”. Resaltó el “importante papel del Partido Comunista en la transición, aunque inicialmente no creían en la democracia” recordando después que “el Partido Socialista Obrero Español, uno de los dos grandes pilares de nuestra democracia, en la Semana Santa de 1976, reivindicaba públicamente y con orgullo su autoría del golpe de Estado revolucionario y sangriento de 1934 contra la Segunda República”, añadiendo que “José Mª Maravall, primer ministro de Educación con Felipe González, publicó en 1982 el libro ‘Política de la Transición’, en el que dice que la democracia es prácticamente incompatible con el socialismo y que la única solución es una suerte de neobolchevismo, repitiendo teorías de Largo Caballero en 1935”. Al hilo de ese recuerdo de la transición, anunció que “el IED ha reflotado un Centro de Estudios de la Transición dirigido por la profesora Mª Jesús Lago”.
Hizo un breve pero profundo recuerdo de la Historia de España y sus raíces diciendo que “Vivimos en la Hispania que ya en tiempos de Roma reunía todos los caracteres de una nación y en la Patria Hispana a la cual los visigodos en el Liber Iudiciorum otorgaron estructuras de seguridad y de defensa”, para añadir en esa línea que “Vivimos en la nación que, fragmentada como consecuencia de la invasión musulmana, supo reunir a todas su regiones, por ejemplo en Las Navas de Tolosa, para recuperar su ser” y que “Vivimos en el Reino que, después de haber civilizado medio mundo, a finales del Siglo XVIII, a través del médico militar Balmis y de la enfermera Isabel Zendal y de un puñado de muchachos gallegos realizaron la proeza de transportar viva la vacuna de la viruela desde el puerto de La Coruña hasta América, salvando así cientos de miles de vidas”, para rematar el resumen con un hecho incuestionable que posiblemente esté en el fondo de que muchos no nos quieran bien: “Vivimos en la Nación que no sucumbió ante Napoleón, ante Hitler o ante Stalin” y recordarnos que “Vivimos en una Nación que, una vez más, necesita tener y tiene personas e ideas disponibles para esos momentos en que los sistemas políticos se agotan y los dirigentes flaquean o abandonan”. Y terminó diciendo que “Nosotros, aquí, trabajamos para ello”.
Todo esto y más lo aguantó estoicamente -¡qué remedio!- la ministra de Defensa que, contra la opinión de algunos militares, quiso asistir ella para recoger el premio que se otorgaba a las Fuerzas Armadas a las que me atrevería a afirmar que muchos militares auténticos no creen que represente como debiera. Reconozco que no tengo especial simpatía por esta ministra –por el resto menos– porque pienso que, dada su condición de Magistrada del Tribunal Supremo, no entiendo cómo puede soportar formar parte del gabinete de un personaje como Pedro Sánchez, poco fiable y de dudosos principios, siendo muy generoso, aunque hay quien dice que puede continuar con él porque supone un freno a la tendencia totalitaria y socialcomunista del “presimiente”. Admito esa posibilidad, aunque me cuesta.
Tuvo la ministra su turno de palabra durante unos escasos seis minutos, después de ceder la recogida del premio a los dos representantes de las Fuerzas Armadas que la acompañaban, el Mando de Operaciones y el general de la UME, un buen detalle, a los que después se unió para la foto.
Debo reconocer que Dª Margarita estuvo políticamente correcta, como no podía ser menos estando en el ambiente que estaba, aunque con un par de “derrotes” que después comento. Tras su justo reconocimiento a las víctimas del COVID, empezó “recogiendo el guante” que le había lanzado José Manuel Otero Novas con estas palabras: “Queremos que –España, aunque no lo dijo– sea un país grande, con un pasado y, sobre todo, con un presente y un futuro del que sentirnos orgullosos”. Tuvo palabras de agradecimiento para el Dr. Zapatero recordando la colaboración de las FF. AA. con la Sanidad madrileña. Se refirió a la canción Libertad sin Ira que sonó a su entrada para decir que “esa es la España que queremos, la España que construye y dialoga, la España del espíritu de la Transición, que es generosa cuando tiene que serlo” –no sé si esa “generosidad” pudo ser una alusión velada al indulto que su jefe va a forzar para continuar en el puesto, pero lo pareció–.
Cometió después un ‘pequeño’ lapsus al decir que “Esta semana celebramos el 5º aniversario –en realidad es el 7º el que se celebraba el sábado 19– de la coronación de nuestro Rey Felipe VI” y se refirió también a la Cumbre de la OTAN –sin arrogársela, como hiciera el mercenario Iván Redondo, alias ‘barranco’– que se celebrará en España el año próximo, “como reconocimiento de 40 años de trabajo por la paz y la seguridad del mundo” y se sinceró al decir que “Es un lujo, cuando uno se va haciendo mayor, acostarse y saber que se ha aprendido algo. Estos que lo saben todo, a mí no me gustan –chúpate ésa, Pedro Sánchez–. Yo quiero a la gente que cada día hace un esfuerzo por aprender. Del que está al lado, incluso del que no piensa como tú” –¿sería un recadito al jefe y a buena parte de sus compañeros de gabinete?–. No sé si era del todo sentido, pero sí me gustaron sus palabras finales: “Que entre todos hagamos esa España mejor, esa España de la que sentirnos orgullosos. Esa España constitucional que es un ejemplo para el mundo. Que nos sintamos orgullosos de ser españoles”. Y terminó con la afirmación de que “En España no sobra nadie, en España cabemos todos”, que no estoy seguro de si no era el segundo de los ‘derrotes’ que antes citaba, que algunos interpretamos como otro guiño al jefe y a sus aliados catalanes que lo apoyan o, mejor dicho, que lo sostienen.
Breve y, por tanto, dos veces bueno, el cierre por el Presidente de la Fundación.
Antonio de la Torre, licenciado en Geología, técnico y directivo de empresa. Analista de opinión