La llegada masiva, calificada por algunos de invasión, de inmigrantes ilegales a España, a través de Ceuta y Melilla, no es una buena noticia.
No es una buena noticia para los habitantes de Ceuta y Melilla que, ven cómo sus calles y plazas se llenan de indocumentados; eso sí, muchos de ellos con móvil y en buen estado de salud y que parece llegaran recibiendo órdenes de algunos empeñados en desestabilizar las fronteras españolas.
Se habla, algunos se llenan la boca, de la amistad hispano-marroquí. Estos actos la ponen en duda.
Pero lo ocurrido desde este lunes con más de 8.000 inmigrantes ilegales ha creado una crisis sin precedentes como consecuencia del traslado a España del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, por motivos de salud. Y una crisis del gobierno de Podemos-PSOE cada vez más visible, también en Ceuta con abucheos y peticiones de dimisión a Sánchez y Marlaska.
El gobierno de este país lo debería tener claro, provocaciones las justas. De forma inmediata, sin vacilaciones, todos los inmigrantes ilegales llegados a las fronteras españolas, deberían ser inmediatamente deportados a sus países de origen. El Ejército debería instalarse permanentemente en las fronteras y no tolerar ni una provocación.
Vergonzosas las imágenes de la policía marroquí abriendo las puertas y dejando pasar.
No valen las palabras ya, faltan hechos.