La ministra de Educación, Isabel Celaá. Pool Moncloa/Borja Puig de la Bellacasa
La ministra de Educación del gobierno de este país, señora Celaá, en muchas ocasiones, sino en todas, realiza declaraciones «a salto de mata» o, lo que es lo mismo, en función de lo que se le pregunta, responde lo primero que se le ocurre, nada pensado, ni reflexionado.
Ayer declaraba que la escuela no sirve para la conciliación, o sea que los padres no deben mandar a los hijos a la escuela para poder trabajar, sino para que aprendan conocimientos. Algo que, además, contradice aquello que afirmó tan taxativamente, «los niños no pertenecen a los padres» ¿recuerdan?
En una situación normal puede que tuviera razón la señora ministra, pero con la que esta cayendo, no, señora ministra, no tiene usted razón.
La pandemia ha destruido empleo. Mucho más de lo que se cuenta. Y los padres quieren trabajar. Llevan desde marzo con sus hijos en casa. El colegio supone una liberación y poder trabajar para que puedan acudir al colegio.
Pero el Gobierno se empeña en que no. Los padres que tengan que confinarse por sus hijos no pueden acogerse a una baja laboral. Pero los padres no pueden perder más dinero, deben poder seguir ganándolo. El gobierno se empeña en el no.
¿Dónde quedan las palabras tan grandilocuentes de un gobierno que se llama defensor de la clase trabajadora?
Solo palabras y palabras. Hechos ninguno.
