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Investigadores del CSIC desarrollan hidrogeles que permiten cultivar células T para utilizarlas en inmunoterapia contra el cáncer
Un equipo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha diseñado hidrogeles que permiten cultivar células T para su uso en inmunoterapia contra el cáncer. Estos hidrogeles son capaces de imitar los ganglios linfáticos, donde las células T se reproducen. Por ello, proporcionan altas tasas de proliferación celular.
Los investigadores pretender que esta tecnología llegue pronto a los hospitales, mientras que ya se ha solicitado una patente ante la Oficina Europea de Patentes. Los primeros detalles ya se han publicado en la revista Biomaterials. Asimismo, el equipo ha puesto en marcha un proyecto para imprimir en 3D estos nuevos hidrogeles y acelerar así su transferencia al mercado.
El proyecto liderado por Judith Guasch, del Instituto de Ciencia de Materiales de Barcelona (ICMAB-CSIC) y y Elisabeth Engel, catedrática de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) en el Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC), cuenta con la colaboración de Joaquín Arribas, del Hospital Universitario Valle de Hebrón Institute of Oncology (VHIO), y de Miguel A. Mateos, de la Universidad Internacional de Cataluña (UIC).
El objetivo del proyecto es imprimir hidrogeles 3D de gran tamaño compatibles con biorreactores clínicos, con el fin de expandir las células T de una manera más eficiente. Los investigadores desarrollarán el prototipo en el laboratorio y harán los primeros experimentos para la validación en fase clínica. En la actualidad, el proyecto busca colaboradores industriales, sobre todo empresas biomédicas y farmacéuticas, e inversores interesados en crear una empresa spin off para transferir esta tecnología y que pueda estar disponible en los hospitales.
Los hidrogeles 3D están hechos de polietilenglicol (PEG), un polímero biocompatible usado ampliamente en biomedicina, y heparina, un agente anticoagulante. En este caso, el polímero proporciona la estructura y las propiedades mecánicas necesarias para que crezcan las células T, mientras que la heparina se utiliza para anclar distintas biomoléculas de interés, tales como la citoquina CCL21, una proteína presente en los ganglios linfáticos y que tiene un papel principal en la migración y proliferación celulares.
Terapia celular adoptiva
La inmunoterapia contra el cáncer se basa en utilizar y reforzar el sistema inmunitario de los pacientes, para que reconozca y combata las células tumorales, sin dañar los tejidos sanos. Uno de los tratamientos posibles, la llamada terapia celular adoptiva, consiste en extraer las células T de los pacientes, modificarlas para que sean más activas, hacer numerosas copias y volverlas a inyectar a los pacientes.
“Esta terapia personalizada, aunque aún es muy novedosa, parece tener efectos más duraderos que las terapias oncológicas actuales, gracias a algunos linfocitos T que son capaces de conferir inmunidad con el tiempo”, apunta una de las creadoras de esta tecnología, la investigadora Judith Guasch, del Instituto de Ciencia de Materiales de Barcelona (ICMAB-CSIC). “Su aplicación está limitada por los medios de cultivo celulares actuales, ya que no son suficientemente efectivos para la proliferación y crecimiento de una cantidad relevante de células T terapéuticas en poco tiempo y de manera económicamente viable”, añade Guasch.
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