Uno de los pilares básicos de la economía española es el del sector turístico.
Cada año, miles de millones de euros se obtienen como consecuencia del gasto que millones de personas realizan en este país.
Es normal que las declaraciones de la ministra de Trabajo, en las que anunciaba que hasta fin de año este sector no iba a poder abrir, hayan creado una alarma inusitada entre los profesionales del mismo, considerándolas una «barbaridad» y una «temeridad» ya que «supondría la ruina total y la quiebra«.
También, ayer, Sánchez utilizaba su ya habitual rueda de prensa de los sábados para anunciar que propondría al Congreso la tercera prórroga del confinamiento, algo que, por otra parte, ya había adelantado en la aprobación de la segunda. Pero está vez acompañada con una novedad, el anuncio de que los menores puedrán salir a la calle con un llamado «progenitor». Eso sí, no ha detallado más, tampoco el rango de edad.
Dos posturas, continuar con la paralización del turismo hasta fin de año y el inicio de la «desescalada» para mayo, junto al permiso de que los niños podrán salir a la calle, que reflejan, una vez más, la contradicción permanentemente en la que vive este Gobierno.
Tan pronto es una cosa, como, a las horas, es otra. Y así no se gobierna. Y eso empieza a saberlo la mayoría de los españoles.