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El envejecimiento es modificable con una actuación temprana, según expertos

El envejecimiento es modificable con una actuación temprana, y alargar el tiempo de vida sana y evitar la decaída de las funciones en la vejez requiere una intervención multidisciplinar y unas políticas públicas específicas

Así lo han concluido los expertos que participan estos días en el segunda edición del congreso internacional sobre envejecimiento saludable Longevity World Forum, un encuentro que ha servido, entre otros, para evidenciar que los avances en esperanza de vida requieren de ingeniería y tecnología.

En la cita, que ha reunido a referentes de la comunidad científica mundial para reflexionar sobre los avances y los retos que plantea esta materia, todos los participantes han coincidido en que es posible modificar la manera de envejecer, siempre mediante una actuación temprana y personalizada.

«La eterna juventud no es un objetivo realista, pero empieza a haber acciones basadas en evidencias científicas para frenar o retrasar el envejecimiento», ha afirmado, por ejemplo, el catedrático de genómica y miembro del comité organizador Manuel Pérez Alonso.

En el cierre del congreso, Pérez Alonso también ha puesto el acento en la «restricción calórica y el control de la senescencia como buenas estrategias probadas en ensayos preliminares», según ha informado la organización del Longevity World Forum en un comunicado.

Las cuestiones implicadas en este sentido van «más allá», y Pérez Alonso ha apuntado: «Estos días hemos visto que es necesario seguir investigando porque el sexo, la composición genética de cada persona, su alimentación o, incluso, el momento en que realiza una intervención terapéutica influye en que dichas estrategias tengan un mayor o menor éxito. Todo apunta, por tanto, a que la medicina de precisión tendrá un papel fundamental en un futuro próximo».

El Longevity World Forum ha abordado asimismo la innovación en longevidad, lo que ha servido para mostrar que los avances en este ámbito «no solo vendrán de la mano de la biología, sino también de la ingeniería y la tecnología».

De hecho, en esta cita se han compartido ejemplos sobre cómo la inteligencia artificial es clave para interpretar datos acerca del estado de salud de las personas.

El pleno desarrollo de dicho potencial requiere una inversión desde el sector privado, pero también del apoyo por parte del sector público a través de políticas que aseguren una buena calidad de vida, sobre todo teniendo en cuenta que «somos una sociedad cada vez más envejecida» y que «la edad es el principal factor de riesgo para todas las enfermedades crónicas», ha indicado Pérez Alonso.

El Longevity World Forum se ha celebrado por segundo año consecutivo, desde su estreno en 2018, y ha vuelto a reunir a los principales profesionales cuyos trabajos están relacionados con la longevidad.

La representación española ha contado con la directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), María Blasco; el jefe del laboratorio de células madre en cáncer y envejecimiento en el Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago (IDIS), Manuel Collado; la investigadora del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), Pura Muñoz, y el doctor y catedrático que actualmente trabaja en el programa ICREA del Institut de Recerca Biomèdica de Barcelona (IRB Barcelona), Manuel Serrano, entre otros.

También han venido desde otros países Rafael de Cabo, jefe de la División de Gerontología Traslacional del Instituto Nacional del Envejecimiento en Baltimore (Estados Unidos); Maria Entraigues Abramson, Coordinadora Global de Divulgación y Desarrollo de SENS Research Foundation (EE.UU.); Mirka Uhlirova, del Grupo de Excelencia para la Investigación del Envejecimiento (CECAD) de la Universidad de Colonia (Alemania); Bruno Vellas, doctor de la Unidad de Envejecimiento del Hospital Universitario Gerontopole de Toulouse (Francia), y Álvaro Pascual-Leone, profesor de Neurología en la Escuela de Medicina de Harvard (Estados Unidos).

Del mismo modo, se ha contado con el caso experimental de Liz Parrish, la «paciente cero» de la primera terapia génica contra el envejecimiento, que no cuenta actualmente con la validez de ningún organismo científico internacional. EFE

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