En los años de plomo, cuando ETA mataba y existía Herri Batasuna, el partido político etarra, hubo de aplicarse la Ley de partidos (hoy vigente) e ilegalizar precisamente a Herri Batasuna y los partidos que surgieron a continuación.
Eran los años en los que estos partidos políticos hacían apología del terrorismo y, sin ningún tipo de problema se les impedía presentarse a las elecciones ni recibían subvenciones públicas.
Han pasado los años y hoy vuelve a haber partidos que apologizan la violencia, la rebelión y la sedición. Son los independentistas catalanes a quienes no les duelen prendas en apoyar el cuasiterrorismo de los CDR y demás grupos violentos.
No extraña, por tanto, que ayer se pidiera en la Asamblea de Madrid instar al Gobierno a ilegalizar los «partidos separatistas que atentan contra la unidad de España» y se pedir a la Unión Europea que incluya a los CDR en su lista de organizaciones terroristas, merecedores de ilegalización política. La moción salía adelante con los votos de Vox, Ciudadanos y el PP.
El ciudadano se pregunta, ¿Esto sería posible aprobarlo en el Parlamento de España? Presumiblemente, no, pero retrataría a unos cuantos.¿Por qué no probar?