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Cela y el manatial de las palabras

Este sábado, 19 de octubre, se cumple el trigésimo aniversario de la concesión del Premio Nobel de Literatura a Camilo José Cela que la Academia Sueca justificó por su “rica e intensa prosa”, un vigor que también exhibió en su actividad como bibliófilo y editor

Cela sentía una predilección especial por el libro como objeto y las ediciones cuidadas que puso de manifiesto a lo largo de su vida en artículos y declaraciones.

Conservaba ejemplares de todas las publicaciones de sus obras, le gustaba verlas traducidas en lenguas que no entendía y en alfabetos distintos al latino, lo que era posible gracias a una cuantiosa difusión internacional de su trabajo al alcance de muy pocos escritores.

En su biblioteca coleccionaba, junto a las obras literarias, otras académicas y de consulta, de importancia histórica y rarezas, que en caso de deterioro mandaba encuadernar o restaurar.

También trabajó en ediciones de bibliófilo de varias de sus creaciones, como es el caso de Viaje al Alcarria, de 1958, con la colaboración del grabador catalán Jaume Pla, que le convenció de que cambiara los principios de algunos capítulos y los finales de varias líneas para mejorar la estética tipográfica del libro.

Otro de los hitos de la colaboración con Pla fue Gavilla de fábulas sin amor, de 1962, una exquisita publicación con relatos originales del escritor redactados para acompañar unos dibujos de Picasso.

Esa querencia tuvo otra aplicación práctica en octubre de 1964 cuando, por encargo del constructor Jesús Huarte, fundó con sus hermanos Juan Carlos y Jorge la editorial Alfaguara, cuyo nombre, de origen árabe, significa manantial copioso que surge con violencia, en lo que podría ser una analogía del carácter del nobel gallego, conocido por sus exabruptos.

La joven empresa publicó libros de viajes, poesía, novelas, impresiones con esmeradas tipografías e ilustraciones, así como reediciones de las obras y nuevos textos del escritor de Iria Flavia.

También con los Cela al frente se instituyó el Premio Alfaguara de Novela.

UNA REVISTA DE REFERENCIA

Para entonces ya tenía experiencia como editor de una revista literaria, Papeles de Son Armadans, que había puesto en marcha en Palma en abril de 1956, con José Manuel Caballero Bonald como secretario de redacción.

El nombre remitía al barrio de la capital mallorquina en el que había fijado su residencia, Son Armadans, a los pies del castillo de Bellver.

Los Papeles se publicaron mensualmente hasta marzo de 1979 y sumaron 276 números.

En la revista colaboraron 1.070 autores distintos, muchos de ellos nombres ilustres entre los que destacan Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Azorín, Luis Cernuda, Jaime Gil de Biedma, Robert Graves, Jorge Guillén, Blas de Otero y Octavio Paz.

La publicación ha sido tradicionalmente vista como un importante instrumento para la recuperación literaria de escritores en el exilio, pero la relación de Cela con otros intelectuales españoles siempre fue compleja.

Durante esa época, el autor de La colmena, que en 1938 ya había obtenido un puesto como censor del franquismo tras pedirlo por escrito, ocupaba un papel de relevancia como informante de la dictadura, según las investigaciones del historiador catalán Pere Ysàs.

LA SEMILLA DE UN PREMIO DE PRESTIGIO INTERNACIONAL

En cualquier caso, Cela fue un dinamizador de la vida literaria en Mallorca, donde, por medio de los Papeles de Son Armadans, organizó en mayo de 1959 unas Conversaciones Poéticas en el Hotel Formentor que se convirtieron en un antecedente inspirador del premio del mismo nombre.

Así, entre 1961 y 1967, seis editoriales, entre las que se encontraban la española Seix Barral, la francesa Gallimard y la estadounidense Grove Press, se unieron para otorgar el Premio Formentor, que en su primera edición concedió el galardón internacional a Jorge Luis Borges y Samuel Beckett, lo que contribuyó de manera crucial a la difusión de la obra del argentino en Europa.

Tras más de cuatro décadas de interrupción y con ocasión del aniversario de los 50 años de su primera edición, el Formentor se recuperó en 2011.

El éxito de los Papeles de Son Armadans tuvo como consecuencia la creación paralela de una editorial del mismo nombre, con la que se imprimieron varias colecciones de libros.

En la etapa final de su carrera, tras la instalación de la Fundación Camilo José Cela en su localidad de nacimiento, Cela creó en 1995 otra revista literaria, de periodicidad trimestral, llamada El Extramundi y los papeles de Iria Flavia, que dirigió hasta su muerte en enero de 2002. EFE

Pie de fotoMomento en el que el escritor español Camilo José Cela recibía de manos del rey Carlos Gustavo de Suecia el diploma y la medalla de oro que le acreditaba como ganador del premio Nobel de Literatura en 1989. EFE/Archivo

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