En España se administran tratamientos enmascarados en la comida a personas con enfermedades mentales, se les inyectan fármacos de larga duración sin informarles, e incluso con su reticencia, y no se solicita al juzgado la autorización necesaria para obligarlos a someterse a un tratamiento involuntario
Lo denuncia el Comité de Bioética, un órgano colegiado adscrito al Ministerio de Sanidad que añade que «en lo que se refiere a los tratamientos ambulatorios involuntarios (TAI), el ordenamiento jurídico español presenta una laguna» y que la escasez de recursos puede incrementar esta práctica por parte de los profesionales dedicados a pacientes con discapacidad psicosocial.