Hacía ya tiempo que la fiscalía no ponía en duda un acto del colectivo de apoyo al entorno abertzale vasco y de apoyo al terrorismo de ETA.
El acto en cuestión es el que se va o iba (no se sabe aún cual de las dos opciones va a triunfar) a celebrar en la localidad navarra de Alsasua, donde fueron atacados dos guardias civiles y sus parejas, denominado “Ospa eguna”.
Un acto en el que lo único que se intenta hacer es presionar a un Cuerpo de Seguridad del Estado, la Guardia Civil, para que se marche de la localidad y, que este sea el primer paso, para la expulsión de dicho cuerpo de Navarra y del País Vasco.
Sorprende, por tanto, que la recién nombrada presidenta de Navarra, la socialista/nacionalista María Chivite, justifique la celebración de dicho acto. La excusa es de lo más variopinta, como ya se celebraba con otros partidos, y desde el año 2010, porque no se va a celebrar este año.
Que se celebrara otros años no significa que ello estuviera bien. Lo que ocurre este año es que la fiscalía parece que se ha despertado y ha decidido denunciar este tipo de situaciones donde lo único que se produce es un acto de odio o incitación al odio por parte de unos colectivos que son afines a ETA.
La presidenta de Navarra, con tal de permanecer en el poder, demuestra ser capaz de tragar todo lo que le pongan por delante. Ahora va y resulta que como va a molestar a Bildu, su principal socio de Gobierno, aunque a la sombra, o a Geroa Bai, hay que decir que el “Ospa eguna” puede celebrarse.
Incalificable.
Pie de foto. Pintada de «Aldehemendik» donde se iba a celebrar la Misa el 12 octubre 2016, un día antes de dar la paliza a los dos Guardia Civiles y sus parejas.