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De Navarra Suma a España Suma, o no

El final de las vacaciones de la mayoría ha venido marcado por la idea de crear una plataforma electoral unida para todas las fuerzas “a la derecha” del PSOE, y el debate a favor o en contra. La inspiración, cómo no, es el relativo éxito de Navarra Suma en la comunidad foral. Con su permiso, les cuento mi reflexión, completamente particular, sobre esa idea.

De entrada hay que explicar algo que los que no viven aquí pierden de vista. Navarra Suma se construye en torno al eje de UPN, no del PP. UPN es un partido regionalista de centro derecha, con bastante boina pero sin mochilas de corrupción. Aquí el PP es marginal, más incluso que Ciudadanos: corría el riesgo de desaparecer del Parlamento mientras los naranjas se preparaban para entrar. Esta diferencia es importante, porque hay que reconocer, aunque duela, que el PP es tóxico para muchos.

Son demasiados años de no querer ver las cosas, de centrarse en las grandes cifras y no en los detalles que importan (como la pobreza, la corrupción y el capitalismo de amiguetes), de esquivar las reformas que pueden reducir su control sobre el electorado (en justicia, en financiación autonómica, en aforamientos, en nombramientos, en medios de comunicación), de jugar a ellos y nosotros. Demasiados años, que toda la buena voluntad de Casado y de Álvarez de Toledo no van a hacer desaparecer por las buenas. Entre otras cosas porque la actitud del PP hacia la mayor parte de esas reformas no ha cambiado. Porque el PP no es un partido reformista. Es un partido conservador. Como, en ese sentido, es el PSOE.

Sobre la idea de incluir a Vox en una coalición, lo que era impensable en Navarra no tiene más lógica en el resto de España. Vox es derecha (legítimo) pero usa sistemáticamente tácticas y mensajes populistas, y eso es incompatible con la defensa de la democracia liberal y de la política sincera. Vox es el Boris Johnson de España. Con gente que no respeta las reglas de juego se puede llegar a acuerdos puntuales, pero no conviene casarse.

Ciudadanos es un partido al que hoy cuesta ver entre la nube de humo levantada por gobierno, PP y medios para obligarle a cambiar de curso. Pero está ahí, y no se ha movido de sus posiciones aunque haya tenido que simplificar su expresión entre tanto ruido. Ciudadanos no es centro derecha, es centro a secas. Ciudadanos no es conservador, quiere cambiar seriamente las cosas. Ciudadanos no está a favor del liberalismo económico radical que predica Vox, que no es liberalismo sino darwinismo: quiere un mercado equilibrado con la intervención justa.

El único eje vertebrador de esos tres partidos sería la oposición sistemática al PSOE de Sánchez, y pocas alianzas buenas empiezan con el nombre de “anti”. Las que valen la pena defienden algo concreto, una visión de país, de sociedad, de futuro que los tres partidos mencionados apenas comparten.

PP y Cs tienen en común el respaldo inequívoco a los principios de la democracia liberal, combinación de derechos individuales, instituciones que los defienden, y voluntad popular. A día de hoy son los únicos partidos en España que los defienden en serio. Eso, y el sentido común, debería dar pie a que sean capaces de colaborar en la formación de gobiernos y en la legislación. Como ya expresó Rivera en las últimas elecciones.

Y esa combinación dinámica, entre centro reformista y centro derecha, entre dos perspectivas constitucionalistas diferentes pero sensatas, con el apoyo de terceros si es necesario (hoy de Vox, mañana quizá de un PSOE reformado) es lo mejor que le puede pasar a España. Pero cada uno en su casa y Dios con todos.

Lo peor que le puede pasar, por contra, es que el PP deje de sentir la presión por el centro y por la derecha. Porque esa presión viene de la voluntad de los votantes que aún no están contentos con lo que ofrece Casado. Es la competencia lo que nos hace mejorar, y es la competencia lo que puede hacer que el PP vuelva algún día a ser un partido al que los españoles puedan respaldar mayoritariamente. El atajo de fusionarse con la competencia no funciona, y no es bueno para nadie.

España necesita reformarse. Necesita cambiar de cimientos porque los problemas sociales, la pérdida de competitividad y el descoyuntamiento no se solucionan poniendo una bandera encima, ni bicolor ni tricolor. Se solucionan levantando el capó y eliminando la morralla que décadas de bipartidismo acomodado han dejado en el motor constitucional. Se solucionan convirtiendo en realidad lo que promete. Una España de ciudadanos libres e iguales no se proclama, se asegura con cambios en la legislación.

Y no creo que una alianza pilotada por los conservadores fuera, hoy, a asumir esas ideas. Sin ellas, no es mucho mejor que Sánchez.

Así que, con permiso de ustedes y de la ley D’Hondt, sugiero aparcar la idea hasta que el PP encuentre su propia agenda reformista y veamos en qué consiste. Hay esperanzas, si gente como Cayetana Álvarez de Toledo y otros liberales, con más aprecio por los principios que por el poder, consiguen hacerlo evolucionar.

Miguel Cornejo (@miguelcornejoSE) es economista.

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