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Adelgazar en un hotel de lujo: un mundo entre el ayuno y la alta cocina

Las vacaciones también pueden ser una oportunidad para purificar el cuerpo y la mente o para adelgazar, por eso cada vez don más los hoteles que ofrecen, a precios de lujo, programas que combinan el ayuno parcial o incluso la alta cocina saludable con tratamientos para tales fines

Pese a sus altos precios, la demanda de estos servicios alcanza tales cuotas que en Alemania se ha creado la asociación hotelera Healing Hotels of the World, que ayudan al cliente a escoger entre los más de cien hoteles internacionales inscritos: «Las reservas de estos servicios provienen, sobre todo de Estados Unidos, Reino Unido y Alemania», cuenta a Efe su directora de marketing, Rebecca Fisher.
En España, el ayuno parcial a precio de oro tuvo su sede durante años en la marbellí clínica Buchinger, de la que Carmen Sevilla fue su fiel seguidora. Tras la actriz llegaron otros: la empresaria Christina Onassis, a quien expulsaron por ingresar con una maleta llenas de Coca-Cola, Sean Connery o Mario Vargas Llosa, que llegó allí por recomendación de la agente literaria Carmen Balcells.
En este centro de «ayuno terapéutico y asistencia médica» se alojaron rostros mediáticos y desconocidos, pero la mayoría ocupaban habitaciones individuales. Una tendencia que, según Fisher, se mantiene en la actualidad: «Estos servicios los demandan más mujeres que hombres. En cualquier caso, la mayoría viajan solos, ya que buscan una transformación personal».
A esta transformación física y emocional se puede llegar desde distintos puntos, como muestra la oferta hostelera. En 2014, el chef Andoni Luis Aduriz, con dos estrellas Michelin en Mugaritz (Guipúzcoa), puso al servicio de nutricionistas su conocimiento culinario y firmó un menú de vanguardia para adelgazar que aún hoy se sirve en el hotel Healthouse en Las Dunas (Marbella, Málaga).
Gracias a Aduriz, se introdujo en las cocinas de los hoteles de lujo el concepto de «alta gastronomía sana», que pretende «enseñar a comer» -en lugar de castigar- a aquellos huéspedes que quieren adelgazar durante sus vacaciones.
Esta tendencia ha cruzado el mar para instalarse en el Hotel Botánico (Tenerife, Canarias), donde desde hace unos meses comercializan un menú de alta cocina bajo en calorías basado en el concepto del chef galo Patrick Jano, del hotel Sofitel Quiberon Thalassa Sea & Spa, en la Bretaña francesa.
El programa «Slim and Wellness», en el que se enmarca este menú, está dirigido por el cocinero español Carlos Cabrera y ofrece tres comidas al día inspiradas «en la contrastada experiencia de la región francesa de Bretaña», de acuerdo con la información del hotel, así como el control y seguimiento de un nutricionista y el acceso a los circuitos termales del spa, considerado uno de los mejores de Europa.
Al otro lado del Atlántico, The Ranch Malibu (California, Estados Unidos) ofrece un proyecto equivalente. Este centro, antaño una antigua hacienda española, pretende «ayudar a los huéspedes» ofertando un menú orgánico reducido, pero con alta carga proteica, que los clientes aprenderán a reproducir en talleres.
Cada mañana, los huéspedes reciben seis almendras. Este aperitivo, que se reparte antes de la marcha matutina colectiva, se ha convertido en una seña de identidad de hotel, desde donde aseguran que «se trata de un ejercicio mental para llamar la atención sobre las cantidades que un cuerpo necesita realmente para sentirse lleno».
Una reflexión a la que también invita el hotel costarricense The Retreat, fundado por la escritora y cocinera Diana Stobo.
Las dietas y actividades del centro se adaptan a cada cliente, siendo los paquetes antiestrés, los depurativos y los de pérdida de peso los más demandados. Además, durante su estancia los huéspedes reciben clases de «cocina del bienestar».
Tendencias, todas ellas, que para Fisher no son más que el reflejo de la demanda. La responsable de marketing asegura que, aunque la mayoría de los clientes viajan solos, cada vez son más las parejas y familias que buscan esos programas a la hora de organizar sus vacaciones.
Por ello, «muchos centros y ‘resorts’ ofrecen la posibilidad de que, mientras uno se somete a un programa depurativo, su pareja disfrute de su estancia con otras actividades. Los hoteles son flexibles, porque su fin es cubrir todas las peticiones y deseos», señala Fisher. EFE
María García de Montis

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