Los 66 diputados y exdiputados del PSOE que han pedido la abstención del PP en la investidura de Sánchez porque ellos así lo hicieron con Rajoy, han tendido una sutil trampa.
La abstención del PP ahora sólo empeoraría las cosas. Sánchez de nuevo presidente comenzaría a hacer lo que le pidieran sus socios en la sombra, por ejemplo, la desmembración de España. Con Rajoy esos diputados sabían que no iba a pactar con Podemos o con Esquerra.
Sánchez no puede gobernar. Abstenerse supone su mantenimiento en el poder. Abstenerse sin más, sin contraprestaciones, supone dar carta blanca para que gobierne el nacionalismo vasco en Navarra.
La propuesta del PP de dar estabilidad a la lista más votada es buena porque parece alejar a los nacionalismos de tener poder para quitar o poner gobiernos. Cualquier propuesta que retire el poder nacionalista de la Ley electoral hasta que sean meros localismos es buena en estos momentos.
España no puede depender de unos pocos.