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Sabine Hossenfelder: Los físicos se pierden en la búsqueda de teorías bellas

La doctora en Física Teórica por la Universidad de Fráncfort, Sabine Hossenfelder, cree que los físicos «no han descubierto nada relevante desde los años 70» porque se han perdido «en la búsqueda de teorías bellas, mientras se dejaban la objetividad que exige la ciencia por el camino»

Sabine Hossenfelder, que acaba de publicar «Perdidos en las matemáticas: cómo la belleza confunde a los físicos» (Ed. Ariel), considera que «la física está en crisis» porque los físicos apenas han avanzado nada en los últimos cien años y porque la física y las matemáticas que se enseñan en las escuelas están alejadas de la realidad.

Esta científica, que es investigadora en el Instituto de Estudios Avanzados de Fráncfort (FIAS), asegura que este cambio de paradigma en la forma de investigar de los físicos «no pasó de forma instantánea ni deliberada», sino que se ha ido desarrollando durante las últimas décadas.

«La teoría de la relatividad general, sobradamente conocida, fue descubierta por Einstein hace 100 años» y, desde entonces, «el único avance relevante respecto a esta teoría ha sido el hallazgo de una constante cosmológica que, de hecho, el mismo Einstein ya había predicho», dice Hossenfelder.

La física, que ha centrado su investigación en mejorar las teorías de la física de partículas y en encontrar evidencias experimentales de la llamada gravedad cuántica, ha cosechado fama a través de su blog Backreaction, en el que opina sobre el trabajo de sus colegas físicos y trata temas de tecnología, economía, ciencia y hasta se atreve a asomarse en el campo de la filosofía.

Hossenfelder, que colabora con las revistas Forbes, New Scientist, Scientific American o Nature, argumenta que en la década de los 70, los físicos desarrollaron el modelo estándar de la física de partículas, que «sigue siendo hoy en día la mejor respuesta a la pregunta: ¿de qué estamos hechos?».

En este sentido, se muestra muy crítica con la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) porque «desde 1973 no ha hecho ninguna predicción acertada que reemplazara el modelo estándar».

«El gran colisionador de hadrones del CERN, LHC, detectó en 2012 la partícula denominada bosón de Higgs, pero su existencia ya había sido predicha en los 60», explica Hossenfelder, quien se queja: «Mis colegas y yo teníamos muchas esperanzas de que aquel proyecto millonario hiciera algo más que limitarse a confirmar lo que nadie ponía en duda».

“Hemos descubierto nuevas partículas, pero las estructuras matemáticas y los fundamentos de las teorías siguen intactos”, asegura la física, contundente, al añadir que “la física está en crisis”, mientras que “los físicos se sientan de brazos cruzados”.

Según Hossenfelder, como “faltaban nuevos fenómenos y orientación a partir de los datos, la investigación contemporánea en física se ha basado en el juicio estético y en la búsqueda de teorías bellas, simétricas, elegantes y naturales».

“Una teoría con cifras muy grandes o muy pequeñas no es bonita”, asegura Hossenfelder en su libro, en el que añade que “la química que descubrió la estructura del ADN, Rosalind Franklin, estaba convencida de que el ADN se estructuraba en una doble hélice porque era demasiado bonito para no ser verdad”.

“Los físicos teóricos son culpables de esconder las preguntas difíciles bajo la alfombra y centrarse en cuestiones que es más probable que generen resultados publicables a corto plazo”, denuncia.

Este hecho lo atribuye a la inseguridad financiera que muchos físicos y científicos sufren, porque solo tienen financiación para pocos años. “También hay una relación con la sociedad actual, en el sentido de que un físico puede triunfar sin mucho esfuerzo si tiene suerte, de la misma forma que en Youtube triunfan muchos vídeos que no son especialmente buenos», añade.

En cuanto a la visibilidad de las mujeres en la comunidad científica, Hossenfelder asegura que “definitivamente, hay muchas menos mujeres que hombres” y que suponen del 10 al 20 % del total.

“La ratio de las mujeres físicas a las que he citado en mi libro respecto a los hombres es de uno de diez, si esto es una carencia o no es otra pregunta, pero pienso que simplemente es un reflejo de la realidad”, opina Hossenfelder.

Sobre la enseñanza de la física escolar, la científica afirma: “En física, yo misma encuentro aburrido eso de como cae la pelota al suelo o a qué temperatura cambia de estado el agua y, aunque saberlo es imprescindible, no es lo que inspira a los niños”.

Lo positivo de las nuevas tecnologías y generaciones, en su opinión, es que ahora es más fácil para los más pequeños encontrar a través de internet información de lo que hacen los científicos, lo que debería potenciarse e integrarse dentro de la enseñanza escolar, por ejemplo, invitando a científicos para que expliquen sus proyectos reales. EFE

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