La renovada presión de Estados Unidos para limitar las exportaciones iraníes y una mejora en la perspectiva del crecimiento de la demanda global han elevado el precio del petróleo hasta su máximo nivel de este año
El crudo Brent, de referencia en Europa, se ha acercado esta semana a la barrera de los 75 dólares por barril, mientras que el Texas (WTI) ha rebasado los 65 dólares, cotas que ambos habían perdido hace cerca de seis meses.
El endurecimiento de las medidas estadounidenses contra Teherán, que se verá obligado a retirar del mercado al menos medio millón de barriles diarios en el segundo trimestre, ha apuntalado, según los analistas, la tendencia al alza que ha registrado el crudo desde principios de 2019.
La escalada del precio puede favorecer a las economías de los grandes productores, cuyas exportaciones superan las importaciones, como Arabia Saudí, Rusia y Emiratos Árabes Unidos, pero golpea las finanzas de los países con recursos petrolíferos limitados, como muchos de los Estados europeos.
Una de las llaves para frenar la subida de los precios la tienen precisamente Riad, como líder de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), y Moscú, aliado externo del cártel.
Ambas capitales han impulsado desde principios de año un recorte de producción conjunta con el que han logrado elevar el precio más de un 40 % desde que tocó fondo a finales de diciembre.
El presidente de EE.UU., Donald Trump, ha pedido reiteradamente a la OPEP y sus socios que suavicen sus recortes, hasta ahora sin éxito.
Los expertos creen que el cártel liderado por Arabia Saudí no compensará los barriles que previsiblemente dejará de bombear Teherán hasta que las sanciones de Washington se hayan materializado y la reducción del bombeo iraní sea una realidad.
Esa perspectiva ha aumentado el nerviosismo en el mercado, ante el temor a que en las próximas semanas se estreche la diferencia entre la oferta y la demanda.
«La OPEP, y particularmente Arabia Saudí, serán cautelosos con un aumento de la producción», afirmó a Efe Christopher Haines, analista de la firma Energy Aspects.
«A finales de 2018, Arabia Saudí se anticipó a la postura dura sobre Irán que había anunciado Estados Unidos, pero se encontró con que Washington ofreció exenciones (a las sanciones) en el último minuto», comentó el experto.
La OPEP y sus aliados esperarán previsiblemente hasta su reunión ordinaria en Viena a finales de junio para analizar los efectos reales de las medidas estadounidenses y decidir sus próximos pasos, según Haines.
Gran parte de la producción iraní es un crudo pesado cuya demanda es particularmente elevada en las refinerías asiáticas, que en este momento terminan la temporada de mantenimiento de primavera y comienzan a ejecutar pedidos para satisfacer el aumento de la demanda en los meses de verano, a partir de junio.
En ese contexto, Trump ha avanzado que el próximo 2 de mayo terminará la prórroga que otorgó a ocho países para que pudieran continuar comprando petróleo a Teherán.
Japón, Corea del Sur, India, China, Taiwán, Turquía, Grecia e Italia se enfrentarán a sanciones a partir de entonces si continúan importando barriles iraníes.
Washington aspira a reducir «a cero» las ventas desde la república islámica, a fin de cercenar la principal fuente de ingresos del país, aunque Teherán insiste en que su bombeo nunca bajará del millón de barriles diarios.
Según el analista de Energy Aspects, es «improbable» que las sanciones estadounidenses logren detener por completo la producción petrolífera iraní.
En una nota dirigida a los inversores, el banco Goldman Sachs ha enfriado la posibilidad de que las medidas de EE.UU. disparen el crudo más allá de su nivel actual.
La entidad reconoce «los riesgos a corto plazo de un aumento de los precios», pero reitera su perspectiva de que el Brent se mantenga en un rango entre 70 y 75 dólares en el segundo trimestre.
Además del conflicto con Irán, las sanciones sobre Venezuela y la violencia en Libia son otros de los factores que pueden contribuir a impulsar los precios.
La demanda global, además, se ha mantenido en las últimas semanas más sólida de lo que muchos analistas habían pronosticado, lo que contribuye al sentimiento alcista en el mercado.
«La actividad de la economía china ha tocado fondo y está remontando. Los resultados del primer trimestre han sorprendido positivamente. Alemania también está dando un viraje económico, lo que debería contribuir a que se acelere el crecimiento de la demanda en Europa», sostuvo Haines. EFE