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Una fiesta popular sevillana provoca las iras del separatismo que considera que quemar imágenes representativas del presidente es «intolerable»
Centenares de personas han presenciado este domingo en la plaza principal de Coripe, Sevilla, la fiesta de la Quema del Judas,que ha tenido como protagonista al expresidente de la Generalidad huido de la Justicia, Carles Puigdemont, cuya figura ha sido quemada y fusilada como ejemplo de lo negativo para la sociedad.
La fiesta, declarada de Interés Turístico Nacional, comienza con la procesión del Cristo Resucitado y culmina cuando el Judas es llevado a la plaza acompañado por los escopeteros, la banda de música y cabezudos.
La figura lucía su típico peinado, traje oscuro, un lazo amarillo y una estelada como capa, y tras ser colgado de una higuera colocada junto a la Iglesia para la ocasión, ha sido tiroteado con munición de salva y finalmente se ha quemado ante los vítores de los centenares de personas que acudían a la celebración.
Puigdemont ha acusado al Partido Socialista de “participar en un acto de odio”.
«Sencillamente hórrido. Asco extremo. Intolerable. Lo denunciaremos» ha escrito el presidente catalán, Quim Torra, en su perfil de Twitter, que obviamente no muestra la misma sensibilidad cuando la CUP quema fotos del Rey durante la Diada o se apalea y tirotea a españoles en el carnaval de Solsona.
La número uno del PSC por Barcelona el 28A, Meritxell Batet, ha condenado la quema porque, aunque «responde a una tradición», se trata de una acción «inadecuada», sobre todo en campaña electoral.