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Hallan un nuevo sistema de seguridad que hace más robustas a las células

Investigadores del Departamento de Ciencias Experimentales y de la Salud de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) han encontrado un nuevo sistema de seguridad en las células humanas que las hace más robustas frente a posibles alteraciones de la expresión de los genes.

La investigación ha sido dirigida por Juana Díez y la ha publicado la revista ‘Nature Communications’.

Según ha explicado Díez, «la expresión de nuestros genes está regulada con mucha precisión, ya que una subida o bajada no adecuada de los niveles de proteínas puede causar muerte celular o varias patologías».

Esta expresión se hace en tres etapas principales, la transcripción, en la que la información génica del ADN se transfiere a otra molécula llamada ARN mensajero (ARNm); la traducción, en la que se descodifica la información del ARNm en proteínas; y la degradación del ARNm una vez ha cumplido su función.

Esta investigación ha revelado que estas tres etapas, clásicamente consideradas aisladas debido a su diferente incidencia espacial y temporal, están interconectadas a través de un regulador común.

«Utilizando como modelo la levadura Saccharomyces cerevisiae, hemos demostrado que la proteína Xrn1, que tiene un papel clave en la degradación de los ARNm también regula la transcripción y la traducción de los ARNm que codifican proteínas de membrana», ha precisado la líder del grupo de Virología Molecular de la UPF.

De este modo, han revelado un papel no conocido hasta ahora de la Xrn1, que es una proteína muy conservada en los eucariotas.

Bernat Blasco y Leire de Campos, primeros autores del artículo, han detallado que «las proteínas de membrana contienen dominios hidrófobos con una fuerte tendencia a agregarse».

«La regulación de la expresión de estas proteínas a través de un coordinador común, Xrn1, evita que por ejemplo se transcriba el ARNm si la maquinaria de traducción o degradación no funcionan. De esta forma se consigue evitar agregaciones que podrían ser tóxicas», añaden.

En esta investigación también han participado Baldo Oliva, del grupo de investigación en Bioinformática Estructural del Programa de Investigación en Informática Biomédica (GRIB), programa conjunto de la UPF, el Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM), y científicos del Technion-Instituto Tecnológico de Israel, del Instituto Max Planck de Biomedicina Molecular (Alemania), de la Universidad de Berna (Suiza) y la Universidad de Valencia. EFE

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