El instrumento portugués del guitolão, que se caracteriza por tener mayor amplitud sonora que el resto de las guitarras, se ha convertido en una de las reliquias de la música lusa, ya que sólo se conservan tres ejemplares en todo el mundo y apenas hay músicos que la tocan.
La idea nació de una necesidad que plasmó el guitarrista portugués Carlos Paredes en la década de los 70, cuando pidió al lutier luso Gilberto Grácio que le fabricara una guitarra con la que se pudiera eliminar la viola, que acompaña los tradicionales fados.
De esta manera, se creó un instrumento que aglutinó la guitarra portuguesa y la viola, con la posibilidad de ofrecer una sonoridad más grave y de mayor amplitud.
«Sólo hay tres guitolãos en el mundo y los tres están en Portugal, uno en el Algarve, otro en Coimbra y el tercero, que es mío, en la localidad de Castelo de Vide», explicó hoy durante una entrevista con la Agencia EFE el guitarrista y compositor António Eustaquio.
El instrumento en sí «es un poco más grande que la guitarra portuguesa, ya que tiene un brazo más largo, por lo que tiene una afinación muy singular y una forma de tocar muy específica».
Eustaquio se inspira en Castelo de Vide -localidad en la frontera con la región española de Extremadura de gran influencia judía- para componer sus nuevas creaciones musicales de guitolão que, más tarde, toca por todo el mundo.
El instrumento permite una sonoridad para «la música erudita», explicó el compositor, que el año pasado interpretó parte de su repertorio en ciudades españolas como Madrid o Sevilla.
Su tema más conocido lleva por título «Guitolão» y su música «está inspirada en la zona rayana del Alentejo luso y la Extremadura española y, además, tiene influencia árabe», afirmó António Eustaquio.
El guitolão de António Eustaquio, que también fue creado por Gilberto Grácio, fue presentado el 18 de junio de 2005, en la que fue la primera vez que este nuevo instrumento sonaba en público y durante un concierto.
«Recuerdo que Grácio tuvo que ir a buscar las maderas a la zona española de Valencia, ya que precisaba un tipo de madera especial procedente de Canadá, India y algunas zonas de África», explicó el músico.
En estos años, sus sones de guitolão ya se han podido escuchar en muchos países como Alemania, Moldavia, Italia o Brasil y en Portugal cada vez tienen más aceptación los conciertos que ofrece por toda la geografía lusa.
La composición «Una hoja seca», basada en un poema del portugués Ruy de Moura Belo, es otra de las canciones preferidas por los melómanos de este instrumento, «dedicada a los seres queridos fallecidos».
En total, un instrumento de doce cuerdas en el que las tres primeras órdenes tienen un mismo tono y «el resto van en octava, para lograr graves más altos», aseguró el guitarrista.
De esta manera, la música se ha convertido para la localidad amurallada de Castelo de Vide en una forma de darse a conocer en todo el mundo, sobre todo entre los amantes de este arte, que identifican este municipio con el instrumento del guitolão.
Su alcalde, António Pita, explicó a EFE que para Castelo de Vide «es un orgullo ser el referente de este instrumento y acoger la residencia de António Eustaquio, lo que nos permite relacionarnos con el resto del mundo a través de la música». EFE