El anuncio del gobierno acerca de la exhumación de los restos mortales de Francisco Franco a realizarse en junio, el 10 de este mes, más parece «un brindis al sol» que otra cosa.
El gobierno, una tras otra, ha ido posponiendo dicha decisión, sabedor de que las leyes hasta ahora por lo menos no le daban la razón.
Obviamente, se ha visto obligado a anunciar una fecha posterior a cualquiera de los procesos electorales en marcha. Además, pudiera ocurrir que el Tribunal Supremo fallará en contra del gobierno y, por lo tanto, se paralizaría dicha exhumación.
El gobierno no lo tiene claro, quiere y no puede.¿No sería mejor dejar a los muertos en paz?