Las declaraciones del expresidente Rajoy, ayer en el juicio, del «procés» muestran la benevolencia con la que fueron tratados los independentistas catalanes.
Si el señor Rajoy sólo se limitaba a decir a los independentistas que no podían hacer un referéndum y ellos «erre que erre» que sí lo iban a realizar, no es de extrañar que ocurriera lo que ocurrió, una declaración de independencia.
Si a ello unimos que Cataluña siguió recibiendo, como aún sucede hoy, decenas de millones de euros por parte del Estado, aún en los momentos de rebelión pura y dura, no extrañan las declaraciones de Rajoy (incluido su ministro Montoro).
El independentismo catalán se mantiene fuerte, aspira a que pueda gobernar otra vez Pedro Sánchez; aspira a conseguir su separación de España y aspira a que el gobierno de este país lo acepte. Para ello muy fácil, otro Rajoy y otro Sánchez.
Los españoles, ¿lo van a consentir? Ahí están las urnas.