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Manuel Gallego Jorreto gana el Premio Nacional de Arquitectura

Manuel Gallego Jorreto gana el Premio Nacional de Arquitectura

Manuel Gallego Jorreto (O Carballiño, Orense, 1936), autor, entre otros, del Museo de las Peregrinaciones de Santiago de Compostela, ha sido galardonado hoy con el Premio Nacional de Arquitectura, un reconocimiento que ya obtuvo en 1997 por el edificio del Museo de Bellas Artes de La Coruña.

El premio, dotado con 60.000 euros, está promovido por el ministerio de Fomento.

Gallego Jorreto, doctor arquitecto por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, fue catedrático del departamento de Proyectos Arquitectónicos y Urbanismo de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de A Coruña y ha dado clases durante 40 años.

Su obra, según explica Fomento en una nota, se caracteriza por «un diálogo honesto entre los materiales tradicionales, los oficios y la modernidad».

El arquitecto, autor también del Museo de Arte Sacro de La Coruña, es Premio Nacional da Cultura Galega y Premio en la XII Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo.

La obra del doble ganador del Premio Nacional de Arquitectura se caracteriza por aunar modernidad y tradición y sus trabajos representan a la mejor arquitectura gallega contemporánea.

Entre sus trabajos destacan las viviendas unifamiliares de Corrubedo (1970), y de O Carballo (1979), el Complejo Presidencial de Galicia (2002), el Centro Cultural y el Ayuntamiento de la isla de Arousa (2005-2008), la lonja de Lira (2008), el centro cultural en Orense (2009) y el museo del Papel de O Carballiño (2004).

Tras graduarse en 1963, trabajó en el estudio de Alejandro de la Sota hasta 1966, año en el que se incorporó a los servicios provinciales del ministerio de la Vivienda en La Coruña.

Entre sus premios destacan la Medalla de Oro de la Arquitectura del Consejo Superior de Colegios de Arquitectos.

Su método de trabajo, según ha contado él mismo, empieza con anotaciones escritas, no con dibujos, y luego con planos, croquis y maquetas y no termina su proyecto hasta que acaba la obra de forma que a veces tiene dos soluciones contrarias para el mismo problema porque piensa que «los opuestos siempre van bien».

Así, en el Museo de las Peregrinaciones -a espaldas del Obradoiro-, cuando el proyecto ya estaba hecho, cambió de hormigón a piezas de hierro, porque los camiones que transportan el primero suelen romper el pavimento.

En su opinión, si la arquitectura no permite «vivir y vivirla» no es arquitectura, especialmente si se trata de viviendas y espacios públicos, y busca siempre el «componente doméstico».

Siempre en búsqueda del desarrollo de la ciudad moderna y la construcción en la naturaleza, tiene tanto trabajos en los que ha pretendido que sus construcciones «no se notaran» como aquellos en los que ha buscado la máxima expresión.

«La arquitectura -aseguraba en la presentación de la retrospectiva que le dedicó la Fundación Barrié en 2016- no se puede explicar con palabras, es experiencia en estado puro. Lo fundamental es preguntarse por qué las cosas son como son».

El jurado del premio, reunido ayer, ha estado presidido por Elías Torres Tur y José Antonio Martínez Lapeña, premiados en 2016, y formado por Rafael Moneo, premiado en 2015, Manuel Blanco Lage, Luz Fernández de Valderrama, Fuensanta Nieto de la Cierva, Luis Fernández-Galiano y Concha Barrigós y con el director general de Arquitectura, Vivienda y Suelo, Francisco Javier Martín, como secretario.NAVARRA INFORMACIÓN/EFE

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