El gobierno de Pedro Sánchez continúa en sus trece, haciendo una política impensable en el partido socialista de hace ya unos cuantos años.
Y es que, una tras otra. Ahora su ministro del Interior, señor Marlaska, pidiendo el acercamiento de los presos de ETA a su entorno familiar. Como ETA ya no existe, ¡hala!, a ser buenos. Y así de paso contento a mis socios en el País Vasco.
Parece olvidar el señor Marlaska que, lamentablemente, hoy, hay unas personas que no pueden disfrutar de sus familiares y amigos. Y, precisamente, por culpa de aquellos a los que el ministro pretende mejorar su vida.
A quienes han dado su vida por su país, por su Patria, deberían tener un respeto debido. Dicho respeto se pierde cuando se pretende beneficiar a sus asesinos.
Y esto el Gobierno lo ignora o lo olvida. No se merecen el mínimo de los respetos. De vergüenza.