La Comisión de Investigación del Parlamento de Navarra, creada para descubrir que pasó para que la CAN (Caja de ahorros de Navarra) desapareciera, había citado ayer a quien ostentó el cargo de presidenta del gobierno entonces, Yolanda Barcina.
Con una lección muy bien aprendida, la expresidenta sorteaba las preguntas de los parlamentarios con eficacia y seguridad e incluso defendía, con cierto aire de superioridad, el inmoral, que no ilegal, cobro de dietas.
Unas dietas de asistencia a reuniones que hace unos años, cuando se hizo público, sonrojaban a más de uno; unas dietas elevadas por asistir a unas reuniones en las que se limitaban a firmarse «cuasi papeles blancos» sin ningún tipo de pudor. Papeles en blanco que solo anunciaban ordenes del día sin nada relevante.
Sonroja comprobar cómo unos políticos, con aires de «banqueros», se aprovecharon del sistema para cobrar por no hacer nada, hasta el punto de hacer desaparecer -en este caso- CAN, la principal entidad económica y financiera, y ser absorbida por La Caixa.
Flaco favor para la sociedad navarra.