El Gobierno acaba de anunciar que abre la puerta a retrasar la edad de jubilación efectiva más allá de los 62,7 años y quiere subir la jubilación real a los 65,5 años.
Actualmente, la edad real de jubilación se encuentra en los 63,7 años (62,7 años incluyendo las clases pasivas), cifra que se situará en los 64,5 años en 2027, una vez desplieguen sus efectos la reforma de 2011 con la que la edad legal de jubilación llegará a los 67 años.
El planteamiento del Gobierno sería aumentar esa edad ordinaria en un año de cara a 2048, alcanzando así una edad real de jubilación de 65,5 años.
Lo que no dice el Gobierno es que las pensiones van a ser, cada año que pase, comparativamente, más pequeñas, presentándose, por tanto, un panorama poco halagüeño para los actuales cotizantes a la Seguridad Social.
Y es que uno se pregunta, por ejemplo, si la cantidad ingente de recursos que se destinan a otras labores ajenas a las pensiones, pudieran ser aplicadas a ellas y, por lo tanto, conseguir una mayor financiación para hacerlas sostenibles.
¿De donde salen los recursos para seguir atendiendo a los beneficiarios de renta básica o a los casi 60.000 personas, inmigrantes ilegales, que han llegado a las costas españolas este ultimo año?
¿No deberían racionalizarse los recursos y con ello poder mantener las pensiones en un futuro no inmediato, pero casi?