El catarí Nasser Al-Attiyah y el chileno Pablo Quintanilla tomaron este miércoles el mando del Dakar en coches y motos, respectivamente, en un día convulso para los pilotos de cabeza, como el motociclista español Joan Barreda, que abandonó, y su compatriota Carlos Sainz, que perdió casi toda opción de ganar el rally.
La etapa, la tercera de este Dakar, resultó una trampa para los pilotos que salían en cabeza, a los que les costó encontrar el rumbo del recorrido, de 798 kilómetros entre San Juan de Marcona y Arequipa, en Perú, de los que 311 kilómetros eran cronometrados, mayormente por dunas cercanas al océano Pacífico.