La llamada ideología de género ha creado un cuerpo clientelar enorme. Un cuerpo que está constantemente alimentándose de ingentes cantidades de recursos económicos.
Basta comprobar el presupuesto dedicado en Andalucía a tal efecto, para comprobar cómo los recursos existentes se marchan no para socorrer a las víctimas de la violencia, sino para pagar y subvencionar a quienes viven de dicha violencia.
No es de extrañar que un recién llegado, un primerizo, quiera eliminar tamaño despropósito y haya pedido al resto de partidos que lo que sucede cambie y ya basta de alguien se lucre por ello.
Por primera vez en democracia, en Andalucía, se apunta a que puede haber un cambio, por lo menos de partido de gobierno; solo por eso no deberían ponerse enormes dificultades para conseguirlo.
Una vez consumado el cambio podrían cambiarse leyes, podrían imponerse condiciones y ahí es donde todo podría ponerse encima de la mesa.