No resulta extraño que el Rey Felipe VI haya sido elegido personaje del año. La defensa que este último año ha hecho del orden constitucional frente a los ataques de los independentistas y republicanos ha mostrado a un Rey enérgico, que no quiere ser un Rey florero, sino un Rey que defiende lo que otros, caso de gobernantes pasados y presentes, no han sabido o no quieren defender.
Y es que parece que los gobernantes de estas últimas épocas han estado, y están, mas preocupados por mantenerse en el poder, que por solucionar los enormes problemas que tiene España.
El mandato constitucional establece la defensa de la unidad de España. Una unidad que hoy se resquebraja ante el empuje nacionalista y la pasividad de sus gobernantes.
La Monarquía parece haberse dado cuenta y ello ha sido percibido por los ciudadanos, de ahí el reconocimiento. La clase política tiene un ejemplo a seguir, aunque seguramente mirará para otro lado, solo preocupada por mantener su estatus. Indignante.