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El «paraíso» en un millón de piezas de atauriques en Medina Azahara

Si el «paraíso» se representa en el Corán como un jardín con terrazas escalonadas, fuentes, agua, animales y vegetación en connivencia con los hombres, es precisamente lo que recrea el millón de fragmentos que componen los atauriques de la sala central del Salón Rico de Medina Azahara que ha cerrado su fin de semana con 500 visitantes.

Así lo explicado hoy al grupo de privilegiados -que hasta el 5 de enero se inscriben en alguna de las seis visitas guiadas diarias- visitantes el arqueólogo del conjunto monumental Luis Tobar,quien ha incidido en destacar lo genuino de los trabajos de restauración que los arqueólogos están haciendo a partir del millón de fragmentos de los atauriques hallados en el jardín que precede a la «joya de la corona» de Medina Azahara, cerrada al público la última década por problemas administrativos con la empresa encargada de la obra, entre otros.

Gracias a la financiación por parte del Instituto de Arqueología Alemán, los arqueólogos y restauradores están realizando una de las técnicas más complejas «usadas en pocas parte del mundo»; colocar los fragmentos sobre una recreación de altorrelieves de lo que los estudios indican que pudo ser el motivo completo del ataurique, de forma que una vez colocados se pueda observar cómo era en época de Alhakén II y lo que quedó del expolio de la ciudad palatina.

Un miembro del último grupo de visitas guiadas de hoy, un arqueólogo del propio conjunto -que ha preferido no dar su nombre- no ha querido dejar de entrar en el que es «probablemente el edificio mejor conservado que mejor representa la historia medieval de Al-Ándalus» ha manifestado, añadiendo que «una vez esté restaurada la fachada del Salón las vistas desde el jardín que lo antecede serán las más espectaculares de cualquier monumento de España».

Una afirmación nada baladí pues como ha relatado el arqueólogo guía del grupo el Salón Rico representa el «paraíso» de los musulmanes atendiendo a la descripción que de él se hace en el propio Corán; precedido de un estanque rodeado de un jardín, tal y como se representa al Profeta, incidiendo en la importancia del agua como elemento purificador del alma.

Una vez dentro, la decoración de las arcadas es un centenar de atauriques que, en su parte baja representan motivos vegetales inspirados en el «tratado de Discórides», el principal manual de farmacopea, mientras que de la mitad hacia el techo, la ciencia de la astrología, «esencial en la vida de los califas hasta el punto de decidir sus batallas según la prospección astral», se representa con formas geométricas de estrellas.

Por ello, Tobar resalta la importancia de este lugar, donde Abd al-Rahman III recibía a sus huéspedes dejándolos impresionados por el virtuosismo de su decoración y colorido, que fue un icono del arte califal omeya durante el siglo X cuando el Califato de Córdoba se convirtió en «el centro del mundo».

En el Salón Rico el califa reunía a sabios de todas las disciplinas conocidas para impulsar la conservación del conocimiento, preservarlo para generaciones futuras y aumentarlo con nuevos estudios y descubrimientos, ha indicado Tobar, que ha contado al grupo que en este edificio se tradujo del griego al árabe el «tratado de Discórides». EFE

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