Una de las políticas que más éxito tuvo contra el mundo etarra fue la llamada política de dispersión. Por ella, a los presos etarras, en su condena, se les enviaba a cárceles alejadas de sus lugares de residencia.
Ahora resulta que la tan renombrada y exitosa política de dispersión, ha sido paralizada por obra y gracia de los acuerdos llevados a cabo entre el actual gobierno que dirige los destinos de este país y el nacionalismo vasco. Gobiernos anteriores, PP PSOE, ya se la saltaban a la torera y, con ello, también a las víctimas, a las víctimas de la violencia y muerte de ETA.
Por lo visto, que el terrorismo, a día de hoy, no mate, no asesine, es prueba de que los beneficios que, ya de por sí disfrutan los asesinos de ETA, aumenten al acercarlos a las cárceles más próximas de sus lugares de residencia.
Flaco favor se hace a la verdad, no al relato que se quiere contar ahora, eliminando las trabas que tienen los asesinos etarras.
El actual Gobierno de este país sigue empeñado en mantenerse en el poder, cueste lo que cueste. Si para ello tienen que pervertir sus principios, pues adelante. Vergüenza pura y dura.