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Medio despertó una parte de media Andalucía y las encuestas fallaron de nuevo

Casi contra todo pronóstico de la mayor parte de los que juegan a profetas con encuestas de muy cortas muestras de campo, cuando no cocinadas por algún interés inconfesable, despertó una parte de Andalucía, aunque no tanta como se necesitaba, pero puede ser suficiente según se deshoje la margarita de conversaciones y pactos. Y como opinar es gratis -nunca mejor dicho- y pese a que desde la noche del domingo hay análisis para todos los gustos, yo haré el mío dejando mi particular visión y previsión de lo sucedido y de lo que parece que debería pasar o pueda acabar pasando.

Como ya sabemos, la afluencia a las urnas disminuyó más de 5 puntos -58’65% frente al 63’94% de 2015 (325.380 votos menos)-, lo que significó un 41’35% de abstención -y hastío, ante el deplorable nivel de los políticos andaluces, que de todo habrá sin duda-, que unidos al 1’58% de votos en blanco y al 2’20% de votos nulos, deja el porcentaje real de votos computables -a efectos de diputados elegidos- en un exiguo 54’87% de andaluces que han decidido la nueva distribución de señorías -muchos lejos de merecer ese tratamiento- en el nuevo rectángulo parlamentario de Andalucía.

Sin duda alguna, junto a las notables caídas de PSOE -7’48% y casi 400.000 votos-, PP -6,01% y 314.000 votos-, que gracias al desembarco de Pablo Casado en Andalucía medio salvó los muebles y se quedó en eso -ya que de haber tenido Juanma Moreno el respaldo de Rajoy/Soraya/Arenas me temo que la bajada hubiera sido sonada- y la amalgama de extrema izquierda (Podemos, IULV/CA y franquicias adheridas) que se presentaba como Adelante Andalucía -5’55% y 279.755 votos respecto a la suma de los dos partidos en 2015-, lo más destacable ha sido el notable ascenso de Ciudadanos -8’45% y 290.770 votos más- y sobre todo de VOX, que casi de la nada -0’45% y 18.011 votos- ha pasado de golpe a convencer al 10’97% de los andaluces que votaron, nada menos que 395.978, que le dieron representación en todas las provincias -un 10’52% y 377.967 votos más que en 2015-.

Así pues el nuevo parlamento andaluz estará formado -otra cosa es lo que dure- por 33 diputados del PSOE -14 menos que en 2015-, 26 del PP -7 menos-, 21 de Ciudadanos -12 más-, 17 de Adelante Andalucía -3 menos que la suma de sus integrantes Podemos e IULV/CA- y los sorprendentes 12 de VOX, dando al traste con todas las encuestas que en el mejor de los casos le otorgaban entre 5 y 6 escaños. Mención especial merece la del CIS, antes Centro de Investigaciones Sociológicas y que pasó a Cocina Infecta Socialista desde la llegada del Dr. Plagio a la Moncloa y sus “seleccionados” nombramientos, en la que su “chef”, José Félix Tezanos, dejó en meros pinches a los Ferrán Adriá, Arzac, Chicote y demás artífices de la acreditada cocina española, tras otorgar una amplia mayoría de 45 a 47 escaños a su PSOE, un triple empate en torno a los 20-22 escaños entre PP, C´s y AA, pero con mayoría de porcentaje para sus socios en Madrid, y un exiguo y solitario escaño -si acaso- para el nuevo invitado VOX. No cabe duda de que el NOM se perdió un gran “profeta”.

Y una vez despejada la incógnita de las urnas, empezaron las elucubraciones y reacciones de los diferentes medios, analistas y protagonistas de las distintas fuerzas políticas. Lo más curioso esta vez ha sido que no todos ganaron como venía ocurriendo en elecciones anteriores y sí que ha habido ganadores y perdedores, pero sobre todo dos claros perdedores, PSOE y Adelante Andalucía (Podemos/IULV/CA), Susana y Teresa, cuyas caras en su primera aparición reflejaban el sabor de la derrota, no muy diferente de las de sus representantes nacionales, PabLenin Iglesias y José Luis Ábalos, ya que su jefe, el incansable Mr. Falconeti Sánchez, estaba en una de sus incontables giras fotográficas. Y como es lógico, cuando hay perdedores -muy malos perdedores por cierto, como suelen ser los de la izquierda- también hay ganadores, en este caso tres, aunque uno, el P P, con una notable merma respecto de los comicios anteriores pero con una diferencia clara respecto de los otros dos, C´s y VOX, estos sí, claros “triunfadores” respeto a 2015, pero con unos números -21+12- insuficientes como para hacer algo por sí solos, y ni siquiera juntos si es que pudieran ir juntos -algo que ya intentó Abascal con Rivera en Noviembre de 2014 sin recibir ni respuesta del catalán- si no es con el tercero en discordia. Lo lógico sería que los tres, unidos, propiciaran el ansiado cambio que Andalucía necesita para aparcar por fin casi cuarenta años de desgobierno socialista que la han dejado a la cola de las regiones de Europa y, por supuesto, de España. Pero claro, nos enseñaban en los primeros años de Aritmética que la suma requiere cantidades homogéneas y no es esta precisamente la característica común de estas tres formaciones, una de centro izquierda, por más que algunos hablen de que “las derechas han ganado en Andalucía” y dos claramente de ideología liberal conservadora -derecha- una más que otra, que tampoco suman solas -26+12- por lo que habría que forzar la única “homogeneidad” previsible entre ellos, echar al PSOE del gobierno andaluz, algo que podría ponerse en duda si tenemos en cuenta que uno de los tres es el que lo ha sostenido durante más de tres años y medio. Pero en política la Aritmética rompe sus reglas y prospera más aquello de los «extraños compañeros de cama», que decía don Manuel Fraga.

La primera manifestación al respecto que pone en duda ese posible acuerdo a tres bandas fue la del líder naranja, que en su intervención en la noche electoral, con las urnas todavía “calientes”, se descolgó diciendo que “No veo por qué no nos van a apoyar PP y PSOE para que gobernemos nosotros en Andalucía”, despreciando olímpicamente, de nuevo -recordemos como decía antes que ya lo hizo en 2014-, a VOX y sus doce escaños. Un mal comienzo. Su argumento, repetido por los distintos cargos que han hablado hasta ahora es “hemos sido el partido que más ha crecido”, algo también relativo porque tuvieron el mismo crecimiento que VOX, si bien ellos partían de nueve y según Rivera “Sólo nosotros podemos liderar el cambio” al tiempo que pide “un solo motivo para que Juan Marín no sea presidente” olvidándose de que quedaron terceros, de que habiendo ganado en Cataluña no hicieron ni siquiera el intento de postularse para la presidencia y, como decía anteriormente, de que son los que han soportado durante tres años y medio al inútil y corrupto PSOE al frente de la Junta (“Unta”) de Andalucía ¿algún motivo más, Sr. Rivera? No me pique, que los hay.

Otra piedra en el camino para la formación de gobierno después del día 27, una vez constituido el nuevo parlamento andaluz, es el tradicional “mal perder” de la izquierda, que sólo acepta los resultados de las urnas si le favorecen a ellos, como repetidas veces han demostrado en la Historia de España -elecciones de 1933 y 1936, por ejemplo-. Así el líder de Podemos, señor de Villa Tinaja, al más puro estilo comunista, empezó con su “Alerta antifascista”, mientras sus hordas salvajes salieron en las noches del mismo domingo en Málaga, el lunes en Granada y Sevilla al grito de “Sin piernas, sin brazos, los fachas a pedazos” y el martes en Cádiz, clamando contra VOX sin enterarse todavía de que ese clamor contra la “extrema derecha” que ellos han esgrimido de continuo en sus apariciones en campaña -así como sus medios- lo han sacado del ostracismo en que estaba, propiciando un caladero de votos para el partido “de” Santiago Abascal -nunca más apropiada esa preposición de pertenencia, porque “suyo” es ese partido que se quedó. Y si no, que se lo pregunten al que haya levantado en estos años una sola voz de discrepancia, entre los que me cuento- que le ha llevado a conseguir unos resultados que ni en sus mejores sueños podía esperar.

Una vez visto el que debería ser el escenario natural derivado de los resultados si hubiera visión de Estado en los líderes de los tres partidos, dejo constancia de lo que me temo que podría pasar, dados los intereses personales y ansias de poder de algunos de ellos. ¿Quién descartaría un pacto bajo cuerda -o no tanto- entre PSOE y Ciudadanos (su valedor los últimos tres años y medio) -33+21=54 escaños- con la abstención de Podemos para dar el gobierno al candidato naranja en segunda vuelta (te lo di y ahora te lo pido, Susanita), con la “bendición” de Sánchez para quitarse del primer plano a su “amiga” Susana? O, más rocambolesco, pero no descartable, la misma suma más un voto a favor de algún “despistado” diputado morado y ¡oh! casualidad, 55 votos -mayoría absoluta- en la primera votación. Todo, con tal de que la “derechona fascistoide” no gobierne, sería el argumento del líder morado y de su ambulante y cambiante socio, el inquilino de la Moncloa. Claro que tampoco sería descartable el escenario de unas nuevas elecciones, si no es posible el acuerdo entre los que podrían sumar sin más miras que un poco de sentido de Estado y visión a largo plazo, algo que escasea entre nuestros políticos de todos los niveles.

No quiero pasar por alto algo que también me llamó la atención en la noche postelectoral. Y fue la tertulia que organizó el grupo Intereconomía bajo la batuta de Gonzalo Bans para valorar con el presidente de VOX los resultados electorales. Algo que por sí solo no tendría nada de extraordinario, toda vez que dicho grupo ha sido el principal valedor de este partido en los cuatro años de desierto que ha padecido y cuya satisfacción estaría más que justificada. Lo sorprendente para mí fue ver, a la izquierda del henchido “triunfador” de la noche, al hasta hace muy poco “anaranjado”, don Alejo Vidal-Quadras, que salió de VOX por la puerta de atrás después de que su “acogido” -cuando jugaba a dos bandos a final de 2013 (director general de la Fundación para el Mecenazgo y Patrocinio Social con el PP y meritorio, por lo que se veía venir, de lo que poco después sería VOX)- le culpase de no haber obtenido el escaño europeo en Mayo de 2014 por los malos resultados -que lo fueron- en Barcelona -2.897 votos (0’49%)- y Cataluña -7.851 votos (0’31%)-, no peores que los del propio Abascal en Amurrio, su pueblo -37 votos (0’99%)- o en Álava -942 votos (0’88%)- y Vascongadas en general -4.184 votos (0’55%)-. Y, no menos sorprendente, que un poco más a la izquierda estuviese la entonces “musa” de VOX, Cristina Seguí, ahora reivindicativa tertuliana derechista “liberal” con Susana Grisó en su vomitivo Espejo Público, que también salió de mala manera cuando, a la vista de que algunos cobraban hasta por respirar en aquel VOX del millón de euros preguntó “¿qué hay de lo mío?” y la respuesta de su amado líder fue “de lo tuyo, ná”, tras lo que dejó líder, partido y “amigo” y se volvió a su Valencia . ¿Significará esta nueva “sintonía” y acercamiento una vuelta al redil, ahora que la rifa de cargos podría estar más cerca y, tal vez, caer algo en forma de nombre en alguna de las listas para las próximas elecciones autonómicas, municipales o europeas de Mayo de 2019?

Pero como es de caballeros alegrarse del bien ajeno, felicito a los buenos militantes de a pie y votantes de VOX -donde tengo buenos amigos- por el resultado de Andalucía y a ver si entre todos acaban con el “califato” socialista y esos “buenos vasallos, tienen alguna vez un buen señor que los dirija” y mientras tanto, el que hay da la talla en las negociaciones y pospone su ilimitada ambición personal, al bien de España que tanto pregona. Espero que Pablo Casado siga haciendo bien su tarea y recupere la mayor parte del voto perdido y entones sí que se cumplirá la frase dirigida a Don Rodrigo Díaz de Vivar, el  Cid Campeador.

Antonio de la Torre, licenciado en Geología, técnico y directivo de empresa. Analista de opinión

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