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Nuevas  elecciones andaluzas. Encuestas y opiniones para todos los gustos

Como casi todo el mundo sabe, el próximo domingo 2 de Diciembre se celebran nuevas elecciones en Andalucía, otra vez anticipadas, que por diversas razones están despertando más interés del que correspondería a unos comicios regionales más, pese a que Andalucía sea la región más poblada de España, o quizás por eso. Raya en el hartazgo la cantidad de elecciones en España, que sólo sirven para que los mismos, u otros cada vez peores, vivan a costa de los votantes o abstinentes.-

Gracias al «Café para todos» del tristemente célebre por ello Profesor Clavero Arévalo y después de casi cuarenta años de cortijo socialista, -contando el periodo preautonómico 1979/82 tras un año de «gobierno» provisional PSOE/UCD- y de un forzado cambalache político en 1980 al no haber mayoría absoluta de «electores» -que no votantes- en todas las provincias, como requería la aplicación del artículo 151 de la Constitución, mi querida tierra andaluza no levanta cabeza. Se impuso el ‘efecto péndulo’ -como en 1982 pasara en toda España- para enterrar el «odioso» señoritismo andaluz -«que roben los nuestros», dicen muchos de sus votantes, aunque a la mayoría no les llegue nada-. Señoritismo, como no podía ser de otra forma, producto del franquismo en el que con más o menos desahogo se han criado sus «enterradores» y que dejó España en 1975, entre otras cosas, en el octavo puesto mundial de desarrollo industrial, internacionalmente reconocida, aunque sin entrar en la OTAN -«de entrada no», pero de salida sí- ni en la Comunidad Europea, en la que entramos con los pantalones «a media asta» -y cada día tengo menos claro si fue para bien o no-, con un turismo floreciente, una agricultura organizada y competitiva, una carga fiscal mínima -el 12% a partir de las primeras 100.000 Ptas., que estaban exentas- y sin prácticamente deuda pública, una Seguridad Social pública garantizada, vivienda para el que la necesitaba y un sistema educativo basado en el esfuerzo -con un sistema de becas que lo premiaban- y el mérito, desde la igualdad de oportunidades -con los matices que se quieran y con las mejoras que hiciesen falta, pero real- que prácticamente había acabado con el analfabetismo de los años 30′ y la década de la posguerra de los 40′.

Pero para desgracia de los andaluces, Andalucía es, a día de hoy, la única región de España en la que no ha habido alternancia política y siempre estuvo en manos de gobiernos socialistas que se han preocupado más por mantener el poder-cuando no llevándoselo crudo (ERE, «mi hijo ‘tié’ dinero p’asar una vaca», EDU, MATSA, Copas, Salas de alterne y un largo etcétera…) que por impulsar el estatus de los andaluces. Lejos de eso, lo que se ha venido implantando en estas cuatro décadas ha sido un sistema clientelar de «estómagos agradecidos» en el que los que han ido pasando han conseguido la ruina socioeconómica y educativa -de los administrados, claro, que no la suya-, apoyados en el marco jurídico que se fue pergeñando desde la llegada del PSOE al gobierno español y en la desastrosa política de transferencias que el nefasto sistema autonómico ha ido concediendo, especialmente Educación, que fue transformándose en adoctrinamiento en unos casos y en igualitarismo aborregado en otros -o en los dos-, junto a la nunca debida capacidad legislativa que en una interpretación unilateral, permitida por los distintos gobiernos centrales de uno y otro signo, se ha acabado imponiendo ante la pasividad de los españoles y el escaso margen que una muy mala ley electoral nos deja.

Desde que se perdió la gran oportunidad de darle la vuelta a la situación en aquellas elecciones autonómicas de Marzo de 2012, en las que el Partido Popular de Mariano Rajoy empezó a cavar su tumba, vengo llamando a mis paisanos andaluces -sin éxito alguno en mi pretenciosidad- a despertar del ostracismo y el marasmo en que esta dictadura igualitarista del socialismo acomodado los tiene sumidos o, mejor dicho, sometidos, en esa política del palo y la zanahoria que los hace correr en espera del maná que sólo les llega a los que llevan el palo. Y siguen picando una y otra vez.

La «amarga victoria» del señorito Arenas, bajo la omnipresente asesoría de Pedro Arriola, Sr. de VillalobosCandy Crash’: «de debates ‘ná’, Javi, y suelta el pedal, que vamos sobraos» -¿qué le verían Aznar y Rajoy al sociólogo de cabecera de Génova 13, a 600.000 € anuales, se dijo?-, se quedó en eso, seguir en la oposición una nueva legislatura. La legislatura de los ‘traspasos’, ya que en ella se produjo el de José Antonio Griñán -que le ganó por la mano al «siempre bronceado, siempre bronceado», sevillano de oficio y vocación- a la Sultana Andaluza, amante del Derecho más o menos torcido -diez años tardó en ‘terminar’ (o lo que fuera) su licenciatura, grado o como se llame lo que recibió- y el de don Javier -que también le ganó por la mano (o por el AVE) a su otrora amiga Mª Dolores de Cospedal, que llegaba a Santa Justa para dejar el PP andaluz en manos del Alcalde de Tomares, José Luis Sanz (tal vez otro gallo hubiera cantado para ese PP)- a su marioneta Juanma Moreno Bonilla, el «experto» -otro máster del todo a cien- en Protocolo que, como era previsible, mordió el polvo en su estreno electoral de Marzo de 2015 contra la que echó los dientes en las Juventudes Socialistas andaluzas antes de dar el salto a la «Unta».

Esas elecciones de 2012 pusieron de manifiesto el inicio del desencantado del electorado liberal conservador andaluz -hasta entonces fiel al partido del charrán- que empezó a darle la espalda al Presidente del Gobierno en el trasero del yerno del Prof. Olivencia. Nada menos que 450.000 andaluces que habían contribuido a la mayoría absoluta del PP en las elecciones generales del 20N de 2011, le negaron el apoyo a Arenas sólo tres meses después de formar gobierno Mariano Rajoy, todo un récord. Unos votos que hubieran supuesto entre 6 y 8 escaños más, ergo, la ansiada mayoría absoluta, teniendo en cuenta que se quedó en una mayoría relativa de 50, insuficientes ante la previsible pinza de PSOE (47) e IULV-CA (12) que se acabaría cerrando. «Primer aviso desoído por el inquilino de la Moncloa». «Fin de la cita».

Y no cambió nada, sino a peor, para el PP, en las adelantadas elecciones de Marzo de 2015, primeras en las que los dos herederos digitales se enfrentaban como alternativa y en las que se incorporaban dos nuevos actores, presentes desde las europeas de 2014, en las que el PP perdió más de dos millones y medio de votos respecto a las de 2009 -«segundo aviso que cayó en saco roto»-. Al final, el PSOE siguió con 47 escaños, el PP cayó a 33 (-17) e IULV/CA lo acompañó en el batacazo pasando de 12 a 5 escaños. Los escaños perdidos por estos dos partidos se los repartieron Podemos (15) y Ciudadanos (9), aunque no de forma lineal, pero su análisis excede este artículo. Al final, y con no poca incertidumbre casi agotando los plazos que llevaban a la repetición de elecciones -como anticipo de lo que sí pasaría unos meses después en las generales-, doña Susana Díaz optó por pactar con el partido naranja del líder en tecnicolor, para el que a la cuarta fue la vencida y nada cambió tampoco en Andalucía, que siguió liderando todos los indicadores negativos, Paro -global y juvenil-, Corrupción, abandono escolar, etc., etc., siempre a la cola de España y de las regiones europeas.

Ahora, en lo que a mi juicio no ha sido más que una jugada a la defensiva para evitar que la más que probable sentencia sobre el caso de los ERE -casi mil millones de euros birlados de las arcas públicas- pudiera influir directamente en los resultados, la «astuta» sultana y su socio sanluqueño -que ya hacía pinza con el PSOE en Sanlúcar de Barrameda- interpretaron su «ruptura» para justificar el adelanto y no me extrañaría nada que se reprodujera la alianza si los números dieran después del recuento. Tiempo al tiempo. Aunque como «la política hace extraños compañeros de cama», que decía don Manuel Fraga antes de hacerse nacionalista gallego, cualquiera sabe lo que resultará el domingo, pero me temo que nada bueno para Andalucía ni para España. Ojalá me equivoque,

Habrá que esperar al recuento de papeletas, única encuesta fiable, para ver qué pasa. Las que vemos cada semana en distintos medios, no me cabe duda de que se mueven más por los intereses de los que las encargan y manejan (cocinan) que por la realidad de la calle.

Lo que sí es novedad en estos comicios andaluces es la «milagrosa» aparición de un partido cuyas participaciones desde las europeas de 2014, en las que se estrenó con un resultado discreto aunque sin escaño -pudo ser mucho mejor de no haberse producido ciertas jugarretas internas por los que no jugaban el mismo partido-, se cuentan por retrocesos espectaculares. Casi 250.000 votos en las citadas europeas -32.000 en Andalucía que pasaron a 18.000 en las citadas autonómicas de 2015-  quedaron en 95.000 -en computo nacional en las autonómicas del resto de regiones-, pasaron a 54.000 en las generales de Diciembre de 2015 y a 46.000 en la repetición de Junio de 2016.

Como adivinarán mis lectores, hablo de VOX y digo «milagrosa» aparición porque desde que se consumó el asalto al poder del 1 de Junio por el que el «viajero» Dr. Plagio llegó a la Moncloa para atornillarse al sillón y al avión oficial -unos veinte países lleva visitados con su «primera dama»- y se han anunciado las elecciones andaluzas, se empezó a hablar en todos los medios que maneja la izquierda de la opción verde como alternativa sorpresa en Andalucía, donde ni pensaban presentarse por cierto cuando se convocaron y a las que al final decidieron acudir repitiendo el personaje que los hundió en 2015 -muy plano y sin carisma alguno, pero para eso ya está el «jinete» que llegó de Amurrio (37 votos en las últimas europeas. Ni familia y amigos, que lo conocen bien) con  su cuadrilla salvadora irrumpiendo a caballo en la campaña-. El «divide y vencerás» en estado puro con el que la izquierda, naranja, roja y morada -y algunos más- pretenden restar votos al PP.

Y, cómo no, se intensificó la campaña de los «colaboradores necesarios» que fantasean en las tertulias con una presencia de hasta 5 o 6 diputados, en base a unos hipotéticos 180.000 votos  les dan algunos corifeos radiofónicos en cuyas ondas parece haber algún militante profeso y seguidor incondicional del ahora «converso» Santiago Abascal, en mi opinión más por sus cuentas pendientes con  el PP de Rajoy -el director de El Español me dijo que no era resentimiento y no tengo por qué dudarlo- que por simpatía real hacia tan inane personaje al que, insisto, creo que no conocen más allá de la pomposidad superficial de sus frases y el oportunismo de sus reacciones y querellas varias.

Por su parte, Pablo Casado, que se está implicando personalmente al máximo en esta campaña y con el candidato que hereda -que salvo milagro no creo que dure más allá de lo que tarde en convocarse el próximo congreso del PP andaluz-, de perfil político no muy superior a sus rivales en estas elecciones -patético el último debate a cuatro- y al que ha tenido que arropar, hace un llamamiento a los votantes de centroderecha que se puedan inclinar hacia VOX desde el desencanto con su predecesor al frente del PP. Yo tengo esperanza en la línea que Pablo Casado está dando a este nuevo Partido Popular -única solución a mi juicio para la deteriorada situación actual de España-. Y, aunque no confío demasiado en muchos de mis paisanos, espero que la portada de ayer de ABC y la foto publicada en OK Diario, con un racimo de hasta nueve ministros pasados y presentes colgando del capitán que los manda, implicados en diferentes casos de corrupción, empezando por la traición a España del pacto con golpistas y afines al terrorismo.

Qué Dios ilumine a los andaluces o que los proteja del desastre, esta vez ensayo de otro mayor.

Antonio de la Torre, licenciado en Geología, técnico y directivo de empresa. Analista de opinión

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2 Comentarios

  1. Lur

    Es lógico que en Andalucía siempre gane el PSOE….todo el mundo quiere que papa Administración les solucione la papeleta…quieren los dineros públicos para todo, pre jubilaciones, formación, re industrialización, planes de futuro, re-conversión y subsidios….pero todo ese dinero que reclaman debe salir de algún sito, claro…y sale de las zonas en donde si una empresa no funciona, se va al garete y se tiene que montar otra o morir del asco.

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  2. José Feijóo Carrasco

    El articulista hace un repaso exhaustivo de la política andaluza y sus elecciones autonómicas. No obstante, observo que carga las tintas sobre los candidatos del PP, tanto a nivel nacional como autonómico sobre la inutilidad de los mismos para hacerse con el poder en dicha autonomía. Creo sinceramente que si el PP llevase gobernando tanto tiempo como el PS, el resultado sería otro. Véase Galicia; incluso Madrid. A lo largo de todos estos años el PS ha tejido una maraña de clientelismo, sobre todo en el medio rural que es muy difícil de desmantelar. Pudo hacerse con Javier Arenas, pero Ciudadanos lo evitó. Me temo que este Partido vuelva a pactar después del 2 de Diciembre, con el PS. No me fío un pelo del mismo.

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