Rusia, que reabrió esta mañana el estrecho de Kerch, pero no liberó los tres buques ucranianos apresados, y Ucrania, que logró que la comunidad internacional condenara a Moscú, mantuvieron hoy el pulso tras el incidente naval del domingo en el mar Negro.
Fiel al viejo dogma de que la mejor defensa es un buen ataque, el Kremlin se mantuvo en sus trece y acusó a Kiev de protagonizar una «provocación muy peligrosa», que estaría destinada a instigar la tensión en la región y culpar a Rusia para que Occidente adopte nuevas sanciones contra Moscú.