Cada vez que la clase política se encumbra cuando hay números positivos en las listas de empleo, pretende que el común de los mortales quede contento ante dichos resultados.
Lo que no hace la clase política es una lectura objetiva de los datos de empleo. Así, por ejemplo, de los datos que se han conocido del pasado mes de octubre, los políticos solo comentan el número de empleos surgidos, pero no su calidad. Nunca un político comentará que el 90% de los contratos llevados a cabo son solo de unas pocas horas, son de una temporalidad extrema.
La clase política se ha acostumbrado a manipular las informaciones que proporciona a la ciudadanía, de tal forma, que, a base de medias verdades, pretende continuar con una actividad considerada muy lucrativa, cual es la política.
Queda en manos de los ciudadanos que continúen con su labor, una labor que en la mayoría de los casos solo busca el mantenimiento de un estatus y no el beneficio de una mayoría.