El político y padre de la Constitución, José Pedro Pérez Llorca, durante las comparecencias de la Comisión parlamentaria sobre el modelo autonómico. EFE
Los tres «padres» de la Constitución vivos han defendido hoy la vigencia de la carta magna y advertido sobre «el vacío» que se ofrece como alternativa y la imposibilidad de reformarla en un clima, en palabras de José Pedro Pérez-Llorca, de «deslealtades y mala fe nunca vistos».
Pérez-Llorca, Miquel Roca y Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón han sido hoy investidos doctor honoris causa por la Universidad Pontificia de Comillas en una ceremonia en la que los tres han reconocido que el homenaje no era en su honor, sino en honor de la Constitución.
Así, han reivindicado el clima de concordia, diálogo y respeto mutuo en el que se fraguó el texto que, en palabras de Roca, «es y sigue siendo más garantía que problema» y que ninguno de los «déficits que suelen denunciarse tienen ni su origen ni su cauce en la Constitución».
En la Constitución «se garantiza todo lo que puede y debe hacerse, y se garantiza que nada puede hacerse al margen de la Constitución» y que «saltarse la Constitución es romper con la democracia», ha dicho el exdirigente de CiU.
«Todas las ambiciones que en el libre juego democrático quieren plantearse encuentran su amparo en la Constitución, hasta el punto de que aquello que quiere alcanzarse al margen de esta genera la garantía para todos de su imposibilidad», ha dicho.
Por todo ello, y a modo de resumen, ha concluido su intervención con un sonoro «¡viva la Constitución!».
Por su parte, Pérez-Llorca ha advertido de que el complicado momento político que atraviesa España «hace vislumbrar un horizonte más que problemático sobre el futuro de nuestro primer cuerpo legal».
Ha reconocido que un posible cambio «en determinadas condiciones de presión y temperatura puede ser necesario», pero ha expresado su temor a que se convierta en «una crisis total, una ruptura o algo que, sin tocar su texto, provoque una metamorfosis absoluta».
A este respecto, ha advertido de que «nunca hasta ahora hemos conseguido los españoles finalizar con éxito una reforma constitucional; las que se intentaron fracasaron siempre, las sucesivas constituciones, lo que hemos hecho hasta ahora, es destruirlas de una u otra manera».
Y para Pérez-Llorca, esta Constitución «no merece acabar como todas las anteriores, con ruptura violenta o con textos inoperantes; se lo merece por la forma consensual y pacífica con la que se elaboró».
Entre las escasas reformas que considera posiblemente necesaria es aquella que busque el «reequilibrio» del Estado central con las autonomías, un campo en el que «los cálculos fallaron» y han surgido «deslealtades y mala fe nunca vistos», en «cuatro provincias del nordeste de España».
En su opinión, «todo el reequilibrio el Estado debe tratar de recuperar o estar en condiciones de usar su condición de responsable último del orden público en todo el territorio nacional; también debe recuperar las competencias en educación».
«Sólo así el proceso no de descentralización sino de deconstrucción que hemos vivido se puede volver a embridar», ha concluido.
También Herrero y Rodríguez de Miñón ha destacado que la Constitución puede tener «defectos y carencias», pero ha subrayado que «es hora de encomiarla porque tiene mucho de bueno, hora defenderla frente al vacío que se ofrece como alternativa».
«Y es hora, sobre todo, de cumplirla», ha dicho. EFE
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