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Ocho de cada diez personas con adicción tienen algún trastorno mental y viceversa

El 80 por ciento de las personas que sufren un trastorno de adicción presenta también una patología mental y a la inversa, lo que se conoce como patología dual, una enfermedad que requiere un tratamiento integral y unitario para alcanzar un mayor nivel de éxito en la recuperación de esa persona y en la evitación de posibles recaídas

Así se ha puesto manifiesto durante los «Diálogos EFE Salud: Salud mental y adicciones», que ha reunido en el Ateneo de Valencia a los psiquiatras Augusto Zafra, responsable de las unidades de Salud Mental y Desintoxicación Hospitalaria en los hospitales Vithas Nisa Valencia al Mar y Aguas Vivas; Gonzalo Haro, responsable del programa de Patología Dual del Hospital Provincial de Castellón; José Martínez Raga, vicepresidente de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD); y Pilar Martínez, que está siendo tratada de una adicción alcohol.

En el encuentro, organizado por Efe en colaboración con Hospitales Vithas Nisa, Zafra ha señalado que los cerebros no funcionan como uno quiere y que todas las personas independientemente de su estatus socioeconómico, de su edad o de su sexo, al nacer ya tienen más o menos papeletas para sufrir ciertas enfermedades como la adicción, la depresión, la esquizofrenia u otros trastornos mentales.

Cuando esas personas con una mayor vulnerabilidad ven sometido su cerebro a una situación de estrés por determinados comportamientos o por acontecimientos vitales como rupturas de pareja, duelos de personas o infecciones, pueden caer más fácilmente en una adicción y un trastorno mental. «Si no tratamos conjuntamente la adicción y el trastorno mental, el resultado no va a ser tan bueno como sería esperable y la tasa de recaída aumenta muchísimo», ha destacado Zafra, una cuestión en la que coinciden también Haro y Martínez Raga porque el cerebro «no tiene compartimentos estancos».

Para Zafra, la patología dual viene a poner nombre a una realidad que se observa desde hace años, que un alto porcentaje de personas con trastorno de conducta adictiva tienen desórdenes psicológicos y que es preciso tratar los dos frentes de manera integral y unitaria para ser lo más eficiente posible en el tratamiento, de tal forma que la persona que presenta una adicción y un trastorno mental pueda lograr el mayor grado de funcionalidad posible.

Los expertos han resaltado que, donde no existe esta posibilidad de tratar la patología dual, cuando una persona presenta algún tipo de enfermedad adictiva es atendida en un circuito específico y si se detecta un trastorno mental va a otro, lo que desemboca en una asistencia dispar y descoordinada. Martínez Raga ha destacado que puede pasar que el paciente «vaya de un sitio a otro» recibiendo un tratamiento «paralelo o secuencial», y puede ocurrir, por ejemplo, que en una unidad se prescriba un medicamento que esté indicado para la depresión pero contraindicado para el alcoholismo.  Por otra parte, Haro ha explicado que los trastornos mentales tienen un 50 % de heredabilidad, pero se ha visto que algunas alteraciones genéticas en una persona producen una enfermedad mental, en otra esa misma alteración genética produce una adicción, y en otras las dos cosas juntas.

Los tres expertos coincidieron también al afirmar que la persona que tiene un trastorno adictivo es un paciente crónico con una enfermedad persistente que tendrá que cuidarse todos los días de su vida en mayor o menor medida, que tendrá que modificar conceptos y hábitos y asumir que hay fronteras que no podrá traspasar.

Esa cronicidad en el cerebro implica una vulnerabilidad a las recaídas pero no que siempre estés enfermo, explica Martínez Raga, quien destaca que, por ejemplo, un paciente con tabaquismo que deje de fumar a los 35 años puede estar cinco, diez o veinte años en abstinencia, pero si se expone nuevamente a fumar recaerá de una forma muy rápida, en pocos días, a la cantidad que estaba fumando diez o veinte años atrás. Señala además que «es adicto quien puede, no quien quiere», lo que significa que «no es una cuestión de fallo de la persona, de fallo de carácter, es cuestión de que tienes unos factores de vulnerabilidad, pueden ser de origen genético, ambientales o puede ser la propia enfermedad mental, que te predispone a que desarrolles una enfermedad si te ves expuesto a determinadas situaciones estresantes o sustancias como el alcohol, el cannabis o el tabaco.

El doctor Zafra ha señalado que durante mucho tiempo a las personas con problemas de adicción se «las ha catalogado como débiles y se las ha llamado drogadictos», palabras muy estigmatizantes cuando realmente no tiene mucha salida una persona con adicción si no recibe el tratamiento adecuado.  En este sentido, ha resaltado que es mucho más favorable el pronóstico para una persona que cuente con apoyo familiar, si bien lo más frecuente es que la familia no entienda la enfermedad y se produzca un rechazo.

Sobre este aspecto, el doctor Haro considera que también se produce un rechazo de la sociedad en aquellas comunidades autónomas, como la valenciana, donde el tratamiento de la patología dual no está incluido en la cartera de servicios.  En su opinión, se discrimina a un elevado porcentaje de pacientes con esquizofrenia o depresión que también tienen una conducta adictiva y que tienen que buscar un tratamiento integrado en centros privados o saliendo de su comunidad. EFE

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