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EDITORIAL: Así no se va a ninguna parte

Que un partido político haya espionaje entre los miembros que lo forman resulta esperpéntico y revela que la defensa de una determinada ideología queda en un segundo plano frente a lucha por el poder.

La que fue Secretaria General del PP ha presentado su dimisión como «cargo» en su partido. El juego sucio entre miembros de un mismo partido no debería formar parte del devenir diario de una formación política. Una dimisión, hasta el momento, y según publicaciones, coherente con los actos. Aunque siguiendo la máxima del gobierno del señor Sánchez no debería haberlo hecho, más al contrario, como sus ministro Delgado, Celaa, Duque… debería haber dejado pasar el tiempo que todo lo borra.

El líder del PP, señor Casado, debería reflexionar ante el significado interno de estos hechos, con dimisión y sin ella. ¿Qué hubiera ocurrido entre él y la mano derecha de Rajoy, en las primarias en las que se enfrentaron, si hubiera estallado el escándalo Cospedal entonces?. Que hoy no sería el líder del PP el señor Casado.

Cuando  la clase política habla de regeneración política, para nada habla de la renovación de sus cuadros de gobierno, y pasa lo que pasa. Unos cuadros de gobierno acomodados a un estatus y que velan por el mantenimiento de aquellas estructuras que les mantienen en el poder.

No extraña el desapego de los ciudadanos hacia la política y sus políticos.

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