El pretendido acto de homenaje a la Guardia Civil de Alsasua de ayer, más que en un homenaje, puesto que no se vio a ninguno de los pocos guardias civiles del puesto del cuartel de la localidad, se convirtió en un acto de reivindicación de libertad.
Una libertad que ni hoy existe en Alsasua, ni tampoco en muchos lugares, lamentablemente, de la geografía española, donde el reivindicar la españolidad puede convertirse en un problema que puede llegar seguramente a la agresión física y verbal, al amendentramiento y a la amenaza.
El gobierno de Sánchez y muchos otros, deberían sopesar sus gestos y acciones, intentando evitar el envalentonamiento de los violentos, de aquellos interesados solamente en la destrucción del país al que pertenecen.
No es la celebración de Alsasua sino actos y acciones las que deberían reunir a todos aquellos que defienden la libertad de ser españoles, sin miedo alguno los 365 días de cada año, incluido el bisiesto. Eso es lo que se espera.
El cainismo, la lucha entre hermanos, provoca la alegría de quienes quieren conseguir sus objetivos utilizando cualquier forma, fórmula o modelo de hacerse notar.