Desde que comenzó esta legislatura política en Navarra, allá por el 2015, la construcción de una línea de Alta Velocidad en esta comunidad es objeto, una y otra vez, de debate, cuando dicha línea de Alta Velocidad debería haber sido ya, sino construida, adjudicada en todos sus tramos.
Por todos es sabido que una parte importante de los miembros del cuatripartito que gobierna esta comunidad (Geroa Bai,Bildu, Podemos e I-E ), se niegan siempre en redondo a todas aquellas obras públicas que redundan en beneficio de los navarros. Baste recordar, por ejemplo, La Autovía de Leizarán, el pantano de Itoiz y más recientemente el Canal de Navarra y, como no, el Tren de Alta Velocidad (TAV).
El retraso que sufren las obras del TAV sería consecuencia de la negativa de estos partidos a dichas obras y de los impedimentos que están poniendo para que dichas obras no se lleven a cabo.
La legislatura está a punto de terminar y no es infundado pensar que el TAV tendrá que ser abordado en una próxima. Ya no importa quién se reúna con quién o qué se decide, lo que importa y resulta criticable es que proponer reuniones, pedir informes, discutir sobre una opción u otra, sólo hace retrasar la construcción de una infraestructura que se vende como vital para Navarra.
El gobierno nacionalista vasco de Navarra es rehén de sus socios del cuatripartito. Unos socios que, como se ha dicho, no quieren el desarrollo para esta comunidad. Los ciudadanos, como siempre siendo los paganos de todo.