Uno de los principios que rige la sociedad capitalista es la libertad de iniciativa no solo publica sino también privada.
La regulación que el gobierno quiere hacer en el transporte de pasajeros incumpliría este principio, al privar a una iniciativa privada y libre su razón de ser. Las llamadas VTC, alquiler de vehículos con conductor, en realidad eso es lo que son, una red de transporte privado que pretende trasladar al pasajero en un servicio de puerta a puerta.
Su máximo competidor el sector del taxi, no es capaz de llegar a las prestaciones a las que llegan las VTC, y eso le enfada. Ve como un mercado que tenía en régimen de monopolio, está empezando a mirar hacia otros caminos.
El gobierno acostumbrado a contentar a todos ha elaborado unas condiciones draconianas para las VTC, y, de paso, se ha quitado de en medio, al trasladar el problema a las comunidades autónomas y a los ayuntamientos.
En una economía de mercado como es la española, no se debería impedir la libre iniciativa comercial, aunque, bueno, el control de la economía está en la razón de ser del actual gobierno, por ello se hace llamar socialista.