La pretendida y publicitada desamortización encubierta que el gobierno socialista quiere llevar a cabo con los bienes y propiedades de la Iglesia, es una más de las cortinas de humo, un ataque más, que este Gobierno, incapaz de gobernar, está llevando a cabo.
La polémica artificial de quién es el propietario, por ejemplo, de la Mezquita de Córdoba, bien de la Iglesia desde el siglo XIII, solo pretende contentar a los más recalcitrantes del socialismo de este país y hacer desviar la atención sobre la manifiesta incapacidad de una acción de gobierno eficaz.
Pretender “quitar” a la Iglesia católica de España, innumerables, edificios, que llevan siglos siendo mantenidos por ella, es una acto inmoral e innoble, fruto solo de la venganza.
Más valdría al señor Sánchez vigilar a los miembros de su Gobierno para evitar males mayores. Los cambios de opinión y gestos teatrales que vemos en estos ministros pueden llevar al país al colapso.
Son ya varios, y, cada día, unos pocos más, los que quieren el relevo de su presidente por considerarle incapaz. La hora de los gestos se termina y comienza la era de los hechos. La hora, que ya debería haber llegado, de elecciones.