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Decretazo y paso atrás. Así «gobierna» este «largo caballero», de apellido Sánchez

Decretazo y paso atrás. Así «gobierna» este «largo caballero», de apellido Sánchez, gracias a sus cómplices y otros colaboradores necesarios.-

Justo cuando arranca el nuevo curso político, se acaban de cumplir tres meses de la «usurpación» del gobierno por las bravas -eufemísticamente, moción de censura-, por parte de un personaje sin acta de diputado, en representación de un partido con escasa representación parlamentaria -84 escaños, de 350- gracias a un pacto contra natura de veinticuatro partidos de casi todas las ideologías posibles, con el único denominador común que su odio histórico a lo que España representa. Así, para apoyar al «desescañado» Pdro Snchz, se unieron desde la extrema derecha nacionalista y supremacista que profesan el Partido Nacionalista Vasco y el antes Convergencia Demócrata de Cataluña, hoy Partido de la Demencia Esquizofrénica Catalana –PDECat-, hasta la extrema izquierda, nacionalista o no, como Esquerra Republicana de Cataluña o Podemos con sus Mareas y «Marejadillas», y Compromis, trufado con la izquierda ambigua del Partido Siempre Opuesto a España -antes PSOE– y su socio catalán -el PSC–  más ambiguo todavía desde que lo «dirige» el bailongo saltimbanqui Miguel Iceta y, para que no faltase de nada, la «guinda» la ponen los «delegados» del terrorismo etarra, BILDU. Pobre España si no se pone remedio pronto.

Y aunque no hay duda de que los anteriores socios son los auténticos «cómplices» del asalto al Parlamento del pasado 1 de Junio -puede que legal, pero no legítimo-, tampoco tengo ninguna de que existieron también, durante varios años antes, una serie de «colaboradores necesarios» que con su prédica en tertulias radiofónicas o en sus medios digitales o de papel, contribuyeron en base a no sé qué oscuro resentimiento -que no dudo que tuviera sus motivos- a caldear el ambiente alimentando el descontento de buena parte del voto del Partido Popular y confundiendo al verdadero enemigo -ese PSOE sin fuste, la extrema izquierda y el separatismo insaciable- e impulsando proyectos de aluvión y oportunismo, vacíos de ideas -salvo la de llegar al poder como fuera-, como alternativa ficticia al centroderecha. Todavía ayer, en la «tertulia» de la mañana de esRadio -que dejó de serlo tras la vuelta de vacaciones de su director, para convertirse de nuevo en «monólogo acompañado»-, podía escuchar cómo, ese dechado de conocimientos -que los tiene y muchos, sin duda- pero que se cree siempre en posesión de la verdad cuando pasa a los comentarios en soliloquio y a la «tertulia» -lo que no es así muchas veces, aunque nadie de sus «recogidos» se lo diga nunca al que paga… y manda- escuchaba algo así como una recomendación al «centroderecha» y sus rectificaciones respecto a los lazos amarillos u otras cosas. Y de nuevo, en ese interés desde mi punto de vista incomprensible, metía en el mismo saco a su totalitario amigo Santiago Abascal -haz lo que yo diga pero no lo que yo haga-, que tiene de centroderecha lo que yo de Arzobispo de Constantinopla, a Pablo Casado -éste sí está ahí- y al «descubridor» de esa línea política, su -a veces sí a veces no- también amigo, Albert Rivera -«Ciudadanos viene a ocupar el espacio de centroizquierda», decía su manifiesto antes de hacerse «liberal, progresista y socialdemócrata»-, de los que decía que «cambian de estrategia por el voto». ¿Qué, si no el «voto», o sea el oyente, busca ese tremendismo radiofónico que venimos oyendo en esa emisora, mañana -sábados y domingos incluidos-, tarde y -menos, pero también- alguna que otra noche? Esa línea, repito, no exenta en parte de razón en su crítica, sólo busca la fidelización de una parte de sus escasos 350.000 oyentes -entre los que me encuentro, aunque obviamente no como fiel sino como escuchador crítico- a los que el descontento más o menos visceral les puede a la razón y con su apartamiento del PP en las urnas -insisto, entendible. A mí me costó mucho votarlos en 2015 y 16- creo que han contribuido indirectamente y tal vez alguno sin quererlo, a este dislate político que ya veremos qué nos depara.

Volviendo a la primera parte, durante este tiempo -tres meses- que se está haciendo eterno, dos han sido las características más destacadas de ese líder desnortado y ambicioso, el decretazo y el paso atrás. En el primer caso, este recordman de lo negativo -con su «NO es NO» batió dos veces a la baja el suelo, ya hundido, dejado por Alfredo Pérez Rubalcaba– más conocido últimamente como Falconetti -como lo bautizó el ya citado comunicador de la mañana- por su gran afición a utilizar el Falcon oficial que cualquier día veremos aterrizar en Moncloa, ha hecho del Decreto Ley su «modus operandi» preferido, algo que se contempla como extraordinario en nuestra Constitución, como recoge el Art. 86, que dice en su punto 1: «En caso de extraordinaria y urgente necesidad, el Gobierno podrá dictar disposiciones legislativas provisionales que tomarán la forma de Decretos-leyes y que no podrán afectar al ordenamiento de las instituciones básicas del Estado, a los derechos, deberes y libertades de los ciudadanos regulados en el Título I, al régimen de las Comunidades autónomas ni al Derecho electoral general». Y en su punto 2: «Los Decretos-leyes deberán ser inmediatamente sometidos a debate y votación de totalidad al Congreso de los Diputados, convocado al efecto si no estuviere reunido, en el plazo de los treinta días siguientes a su promulgación…». Parece que ni lo uno ni, de momento, lo otro.

Pese a esa clarísima excepcionalidad que marca nuestra Carta Magna y desdiciéndose una vez, como en él es característico -recordemos cómo criticaba a Mariano Rajoy por las veces que usó esta medida legislativa-, este aficionado sin cabeza ni escrúpulos ha superado con creces a su antecesor en sólo tres meses. Sánchez y sus ministros han pasado de pronto del NO es NO, que desde que lo dijera el carismático líder lo repetían todos sus adláteres cual papagayos bien domesticados, al No, pero Sí o ya veremos, según convenga o reaccionen sus socios, sus medios -casi todos- o sus potenciales clientes electorales. Empezaron las rectificaciones con la dimisión/cese de su «culto» Ministro de Cultura sin tiempo de calentar el sillón, para terminar en lo que a personas se refiere, en este cortísimo espacio de tiempo, con la de la Directora General de Trabajo que publicó en el BOE la legalización de la «Organización de Trabajadoras Sexuales -OTRAS-«, primer sindicato de este gremio, de lo que tardó casi un mes en enterarse su «eficaz» y «feminista» Ministra de cuota, Magdalena Valerio -nombre muy apropiado por cierto para esa actividad, a ver si las «sindicadas» siguen el ejemplo de la Santa- que calificó de «golazo por la escuadra» la iniciativa de su, ya ex, subordinada.

Junto a esto y desde su primera mentira durante la moción de defenestración, que justificaba por la «urgencia social y la necesidad de conseguir la estabilidad mediante la convocatoria inmediata de unas elecciones generales», de las que como dijera Miguel de Cervantes en el estrambote de su poema al túmulo de Felipe II, «miró al soslayo, fuese (Rajoy) y no hubo nada«, hemos visto numerosos «pasos atrás», como su fracaso para cambiar el Consejo de Administración de RTVE, que tuvo que parchear con el nombramiento de la «comisaria» Rosa Mª Mateo como Administradora Única y que está dejando atrás al «purgador» PabLenin después de cambiar a un centenar de profesionales en las diferentes cadenas; la derogación de la Reforma Laboral del 2012; la reforma de la Ley de Estabilidad para el aumento del déficit, para lo que la pareja de desecho Sánchez/Iglesias Sánchez e Iglesias hablan de «la necesidad de buscar un mecanismo legal para eliminar el derecho de veto que tiene el PP» en el Senado; el impuesto a la Banca que ahora parece que quiere sustituir por un impuesto a las transacciones financieras, o sea a las espaldas del contribuyente; el impuesto al gasoil -no se quieren enterar de que los nuevos vehículos diesel, Euro 6, contaminan igual o menos que los de gasolina- sobre el que la Ministra de Industria, Reyes Maroto -otra de la moto, pero sin ruedas-, desdijo a su presidente, justificándolo como «globo sonda» para desdecirse después tras la ratificación de su jefe en la próxima subida de este impuesto; los tatuajes no, tatuajes sí para los integrantes de la Guardia Civil del otrora juez Grande-Marlaska -hoy más «pequeño»-; la no defensa por el Estado del Juez Llarena ante la incomprensible querella -interpuesta por un cobarde fugado- admitida a trámite por la «inJusticia» belga, sobre la que dijo primero la Ministra amiga de Baltasar Garzón, Dolores Delgado que «el Gobierno no puede actuar, puesto que supondría defender a un particular por afirmaciones de carácter privado ajeno a su función», para decir tres días después que se había habilitado una partida de 544.982€ -¡qué precisión!- para contratar un bufete belga -¿se puede uno fiar de algún belga?- que se persone en la causa. Espero que se le cargue ese importe y lo que pueda venir al debe del impresentable y traidor Carlos Picodelmonte y a su pandilla de facinerosos, fugados o residentes en Cataluña.

Y aunque seguramente me dejo sin citar muchas «cucharadas y pasos atrás», permítanme esta expresión que, en mi opinión, define bien la política errática y titubeante del «gobierno feminista» que rige nuestros designios a modo de Gran Hermano, y que quiere dar un paso más con la creación de la nuevamente anunciada «Comisión de la verdad» -la suya, por supuesto-, que dará que hablar sin duda, no quiero terminar sin referirme a su Decreto Ley «estrella». Me refiero, como habrán adivinado los lectores, a la controvertida exhumación de los restos del Capitán General y Caudillo de España desde 1936 a 1975, Don Francisco Franco Bahamonde -pongo el nombre completo para víctimas de la LOGSE y posibles parias intelectuales de buena parte de la política actual- de la Basílica del Valle de los Caídos. Lo presentó como su prioridad máxima, prometiéndola para el mes de Junio, después para el 18 de Julio -una fecha que «demostraba» que no se pretendía meter el dedo en el ojo a los no partidarios de esa medida, no necesariamente franquistas- y aprobado finalmente como medida de «urgencia», con «vacacionalidad» y alevosía, en pleno Agosto. En fin, se sale con la suya de darle forma legal a algo que no interesa a la mayoría de españoles, para los que no supone un problema y mucho menos urgente, sino un intento de venganza visceral impostada, cuarenta y tres años después de muerto, por parte de estos «valientes» que sólo se atreven con muertos y que les viene al pelo algo cuyo autor desconozco: «El iluso pretende cambiar el mundo, el bobo -solemne, añado yo, como calificara en su día al entonces presidente del gobierno el también entonces líder de la Oposición- pretende cambiar el pasado».

Continuará…, me temo y no para bien. Ojalá me equivoque.

Antonio de la Torre, licenciado en Geología, técnico y directivo de empresa. Analista de opinión

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