El artículo número 86 de la Constitución Española del 78 establece que los decretos-leyes deben ser aprobados en casos de extraordinaria urgencia y si no atentan contra las normas fundamentales de un Estado y respetan la libertad, los derechos y deberes de los ciudadanos.
El Gobierno del señor Sánchez, socialista por más señas, el que llegó al Gobierno por moción de censura porque Rajoy ni dimitió ni convocó elecciones, lleva en poco más de dos meses, la sorprendente cifra de siete Decretos Ley aprobados. El último quiere ser aprobado en el próximo Consejo de ministros del viernes. Quiere aprobarse la exhumación del cuerpo de Francisco Franco Bahamonde, muerto hace ya más de cuarenta años.
El señor Sánchez quiere, con ello, hacer ver que gobierna, pese a tener solo 84 diputados. Nada más lejos de la realidad, el señor Sánchez no es que gobierne es que desgobierna. Inmigración, independentismo, terrorismo, PIB, son los grandes temas que Sánchez no va a resolver. Está preso de sus acuerdos para llegar a ser presidente. Unos acuerdos que comparte y ha aceptado.
Desenterrar momentos del pasado, parece que sea la única arma que tiene el gobierno actual. Unos fantasmas que alentan el frentismo, venganza y revanchismo.
80 años después y todo sigue igual.