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La era dorada del soul se queda sin mitos

Con la muerte de Aretha Franklin, fallecida el jueves en Detroit (EE.UU.), se reduce la cada vez más corta lista de supervivientes de la era dorada del soul, un género cuya energía y pasión se pusieron al servicio de la lucha por las reivindicaciones sociales y la igualdad racial.

«La reina del soul», que murió a los 76 años debido a un cáncer, era una de las grandes leyendas vivas que quedaban de la explosión de este género en los años sesenta, una década en la que los artistas afroamericanos adaptaron la espiritualidad y la intensidad del góspel para llevarlas a temas profanos y sacarlas de las iglesias a grito pelado y con un irresistible sentido del ritmo.

A Franklin, ganadora de 18 premios Grammy, le diagnosticaron cáncer de páncreas en 2010, pero no abandonó la música hasta principios de este año cuando debió suspender sus conciertos luego de que sus médicos le ordenaran hacer absoluto reposo.

La artista de 76 años había anunciado sus planes de retirarse el año pasado y su último show en directo fue para la fundación contra el sida del cantante británico Elton John, el 2 de noviembre de 2017.

La semana pasada, el reportero y amigo de la familia de Franklin, Roger Friedman, comunicó que la artista se encontraba en estado muy grave.

Aretha nació el 25 de marzo de 1942 en Memphis (Tennessee, EE.UU.). Cuando su familia se mudó a Detroit, Aretha comenzó a cantar en la Iglesia donde predicaba su padre, un clérigo baptista. Inició su carrera profesional como cantante a los 18 años de edad.

Aretha fue una revolucionara que a comienzos de los años 60, cuando el racismoestaba todavía presente en EEUU, se convirtió en una de las estrellas más brillantes de todo el firmamento de la música moderna. Se convirtió en un elemento influyente dentro del movimiento racial y de la liberación femenina.

Su versión del ‘Respect’ de Otis Redding se convirtió en un poderoso himno feminista. La canción origialmente había sido escrita y grabada ya por Otis Redding, pero la versión de Aretha, que salió publicada en 1967, le dio un sentido de reclamo feminista que carecía el tema original.

“Todo lo que quiero es un poco de respeto”, cantaba con desgarro. Con su interpretación y escasas variaciones al texto, cambió de raíz el tono machista del tema original y lo convirtió en lo que fue desde entonces, un poderoso himno feminista que también fue abrazado por el movimiento de derechos civiles.

Redding planteaba su letra desde la óptica de un hombre que trabaja todo el día, que trae el dinero a casa y que a su llegada al hogar reclama “respeto” a su esposa, y lo que hizo Aretha fue pedir ese mismo respeto a la mujer.

Ella fue la primera mujer negra en aparecer en la portada de la revista Time en 1968 y también la primera mujer en ingresar en el Rock and Roll Hall of Fame en 1987.

En 2008, la revista Rolling Stone colocó a Franklin en el primer lugar de los ‘Los 100 cantantes más grandes de todos los tiempos’. NAVARRA INFORMACIÓN/EFE

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