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La enseñanza de la poesía en las clases de inglés como lengua extranjera para adultos mejora considerablemente la pronunciación del alumnado, además de suponer un enriquecimiento personal y cultural
Así lo constata el estudio realizado por el profesor Nick Kennedy (Cork, Irlanda, 1974) con una veintena de estudiantes de niveles B1 y B2 (niveles intermedio e intermedio-alto, según el Marco Común Europeo de Referencia para las lenguas). Dicha investigación forma parte de su tesis doctoral, defendida en la Universidad Pública de Navarra (UPNA).
El objetivo de este estudio, según su autor, ha sido mejorar las prácticas pedagógicas de la enseñanza de inglés en países de habla no inglesa. “Los estudiantes de inglés como lengua extranjera en España no reciben normalmente formación específica en pronunciación y, dada la complejidad de la fonología inglesa, generalmente este aspecto del lenguaje presenta serias dificultades —afirma este experto, cuya tesis doctoral fue dirigida por la profesora del Departamento de Ciencias Humanas y de la Educación Amparo Lázaro Ibarrola—. Al mismo tiempo, el enfoque de la enseñanza del lenguaje ignora, a menudo, el uso de materiales culturales y literarios que podrían ofrecer beneficios no solo desde el punto de vista lingüístico, sino también cultural y educacional”.
Los 23 alumnos de niveles B1 y B2 que participaron en esta metodología pedagógica experimental (de doce semanas de duración) fueron separados en grupos. Uno de ellos, de control, no recibía enseñanza específica de poesía, pero tenía cuatro horas de inglés general por semana. El otro grupo, experimental, cursaba dos horas de enseñanza específica de poesía y otras dos, de inglés general a la semana. En total, se formaron cuatro grupos (dos diferentes por cada nivel).
Para verificar la influencia de la poesía en la pronunciación, los cuatro grupos tuvieron que recitar una poesía nada más empezar las clases (pre-test), al finalizarlas (post-test) y seis meses después de recibir la formación (posterior post-test). Todos los recitales fueron grabados. Además, ofrecieron un pequeño discurso libre, que también fue registrado, al concluir las clases y seis meses después del curso.
A los grupos que recibían enseñanza poética, se les presentaba cada semana un poema distinto y conocido, que era elegido tanto por su popularidad en la poesía británica, irlandesa o norteamericana, como por su accesibilidad en cuanto a lenguaje, longitud y vocabulario. Durante las clases, el profesor presentaba una biografía del autor, realizaba un análisis del poema y ofrecía ejemplos de recitales nativos del poema escogido. Por su parte, los estudiantes debían recitar en voz alta el poema y debatirlo con preguntas específicas y generales. Antes de recibir la siguiente clase, cada alumno enviaba a su profesor dos grabaciones: una, imitando uno de los recitales de poesía que se le habían facilitado, y otra, con un pequeño discurso respondiendo a las preguntas planteadas en el aula.
En cuanto a los resultados referentes a la pronunciación, el grupo experimental de nivel B1 aumentó considerablemente su habilidad para recitar un poema tras recibir la formación (post-test), superando incluso al grupo B2. Sin embargo, su mejora cayó bruscamente en el test realizado seis meses después de la formación. En cualquier caso, mejoró los resultados del grupo B1 que no había incluido poemas en sus clases. Por su parte, el grupo experimental B2 permaneció constante en su pronunciación a lo largo del curso, aunque mejoró el resultado de poesía en la prueba realizada seis meses después de la formación.
En cuanto a los discursos libres, el grupo de nivel B1 de inglés general logró comparativamente un menor progreso en el test realizado tras recibir las clases, pero mejoró en la prueba llevada a cabo seis meses después del curso. El grupo de nivel B2 permaneció muy alto en las dos pruebas. Los dos grupos experimentales mejoraron en ambas pruebas.
Para Kennedy, también son destacables los resultados referidos al enriquecimiento cultural y personal. “El alumnado reconoció que, aunque apenas habían tenido contacto anteriormente con la poesía, le había enriquecido a nivel personal y cultural. Considero que, tras esta lectura, la poesía debería tener un espacio en las clases de inglés como lengua extranjera”, concluye el autor de la tesis, que obtuvo la calificación de sobresaliente “cum laude”.
Antes de doctorarse, Nick Kennedy se licenció en Literatura Inglesa e Historia Moderna en el University College de Cork (Irlanda), hizo un Máster en Literatura Inglesa Moderna en Estados Unidos (Colby College/ UCC) y cursó en la UPNA el Máster Universitario en Formación del Profesorado de Educación Secundaria (en la especialidad de inglés). Ha trabajado como profesor de lengua inglesa en el Centro Navarro de Autoaprendizaje de Idiomas (CNAI) de Pamplona y como docente asociado en la UPNA. Actualmente, es profesor de inglés en ESO y Bachillerato en el Colegio Hijas de Jesús (Jesuitinas) de la capital navarra y da clases particulares de lengua inglesa para la Cámara de Comptos de Navarra.