El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. EFE
El Gobierno en minoría del señor Sánchez, aquel que llegó por moción de censura y sin que Rajoy convocara elecciones o dimitiera, no debe ver el horizonte muy halagüeño cuando para desviar la atención de sus acciones de gobierno, desempolva episodios de la historia ya no tan recientes de este país.
Parece que estar “toda la vida” hablando del franquismo, hace que sus votantes y los de algunos otros, entren en estado de trance y así se olviden de los graves problemas que tiene España.
Problemas que, cada día que pasa, se ven acentuados por un estado de las autonomías voraz, que solo piensa en gastar y gastar; por un problema de inmigrantes ilegales -ahora migratorio- que amenaza con colapsar los servicios asistenciales; por un déficit público que no para de aumentar; por los intentos de transformación de una sociedad por parte de una izquierda que reniega de lo existente o por unos nacionalismos que quieren cargarse a la nación española y a sus instituciones.
Pese a ello, la ciudadanía asiste impertérrita a las acciones de un Gobierno que busca perpetuarse en el poder, sin convocar elecciones (para ello dijo que era la moción de censura). Quizá haya llegado la hora de la reacción, antes de que sea demasiado tarde, sino lo es ya.
