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A Ayerdi no le preocupa

Disculpen que vuelva a un tema de la semana pasada, pero es que lo tengo clavado. El vicepresidente Ayerdi, cabeza del PNV en Navarra y rostro razonable del gobierno foral, dijo que eso de los homenajes no está «en el centro de las preocupaciones de los navarros”.

Hombre. Que unos terroristas reciban, en la vía pública, el aprecio y reconocimiento de sus admiradores por las muertes conseguidas e intentadas (o por ser un “gudari” y “uno de los nuestros”, que es lo mismo pero con flores) sí que preocupa a muchos navarros. Y que el gobierno foral no haga nada, también. Y que al señor Ayerdi le parezca cosa de encogerse de hombros, más.

Claro que “los navarros” para los que gobierna Ayerdi son un grupo peculiar, porque gobierna sólo para los suyos. Que son una minoría, bastante pequeña, de “los navarros”. Hay que recordar que Geroa no gobierna porque ganara las elecciones, sino porque compró el apoyo de Bildu con piezas como el ayuntamiento de Pamplona, y porque Podemos le regaló su suyo. Aunque el PNV sea más “derecha” que UPN cualquier día de la semana, y el supremacismo de Geroa y Bildu perjudique al 80% de los trabajadores navarros. Pero dejemos a Podemos aparte, que entre ellos ya se pegan bastante.

Así, bien aislado de los problemas reales y las preocupaciones de los ciudadanos por Bildu y Podemos, Ayerdi puede opinar que eso de que se alabe a la gente por matar a los que no piensan como ellos (perdón: por ser “gudari”) no nos importa. Que no nos sentimos insultados. Ni intimidados. Ni avergonzados de que nuestras autoridades (en Burlada y en el gobierno foral y hasta en la delegación del Gobierno) no sean capaces de defender la legalidad. No, según Ayerdi no nos preocupa.

Sería bonito que tuviera razón. Que no tuviéramos más en que pensar que en la caída estrepitosa de la creación de empresas, en el modo en que caen sus nuevos impuestos sobre nuestros ingresos y los de las sociedades, en el desastre de la consejería de Educación, o en el de la policía, o en la descoordinación en transportes, o en las causas y efectos de que la gran mayoría las unidades de investigación e ingeniería de la Universidad de Navarra no estén en Navarra, o en los nombramientos de responsables interinos de dudosa legalidad (de las contrataciones de amigos de Asirón ni hablamos), o en la incrustación del euskera hasta donde no saben ni escribir su nombre (eso sí, siempre cobrando). Sería bonito que estuviéramos entretenidos criticando las afirmaciones de Barkos sobre sus presuntos logros en una comunidad que pierde día a día sus ventajas competitivas gracias a una gestión desnortada. O la última okupación tolerada, o el circo montado con su apoyo por la presidenta del Parlamento para impedir que su propio grupo la haga dimitir.

Pero resulta que no. Que todo eso son “cosas de comer”, pero que no poder hacer vida normal porque haya gente en la calle que se sienta autorizada para organizar homenajes a asesinos, o para quemar en efigie a la Guardia Civil, o para encararse y amenazarte, es otra cosa. Hay demasiados que recordamos los días en que los etarras aún no sabían que habían perdido, y hay demasiados que sabemos que hoy día, en más de un sitio de Navarra, se sigue intimidando físicamente a quien se significa en contra de sus ideas. Que en más de un municipio, hay gente que no se presenta a las elecciones por partidos no nacionalistas porque “tengo que pensar en mi familia”. Antes que la comida está la seguridad, y el gobierno foral nos está dejando claro que piensa que garantizarla (para los que no somos abertzales) no es importante.

Se equivoca, señor Ayerdi. Debe y puede hacer algo. Tiene herramientas de sobra, empezando por la simple grabación de las actividades potencialmente delictivas, pasando por la denuncia de las reuniones celebradas sin la notificación obligatoria (como fue la de Burlada) para que se multe a los organizadores, y terminando por ver el órdago de los radicales con una presencia disuasoria de la Policía Foral (por ejemplo el 1 de Septiembre en Alsasua). Para eso está.

Pero sobre todo tiene que darse cuenta de que para la mayoría de los navarros, para todos esos que no han votado a Geroa ni a Bildu, los abertzales radicales no son inofensivos. Homenajes y “Ospa Egunas” no tienen la menor gracia. Y su obligación, como gobierno foral de Navarra, no es defender sólo los derechos de los que les caen bien, sino los de todos los navarros. Empezando por el de sentirse seguro para tener y expresar la opinión que les venga en gana.

Y nos preocupa que no lo esté haciendo.

Miguel Cornejo (@miguelcornejoSE), es economista y responsable de asociaciones y entidades en Ciudadanos Navarra.

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