El polen que las abejas transportan a diario de una flor a otra es una herramienta científica para conocer cómo eran los ecosistemas en el pasado debido a la resistencia de los granos de polen, que pueden permanecer enterrados durante millones de años.
La investigadora Gabriela Domínguez, del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) de México, realizó un reciente estudio sobre las propiedades del polen y su capacidad para enseñar el pasado, advirtiendo que pueden conocerse las condiciones ambientales de una determinada época, los incendios forestales acontecidos e incluso cuánto tiempo ha estado un cadáver abandonado.
Esto resulta posible dado que los granos de polen son extremadamente resistentes, característica que les permite almacenarse en diferentes ambientes por miles o millones de años y, al ser desenterrados, muestran características del ambiente en donde crecían y las plantas que los produjeron. EFE